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¿Por qué en este sub ya no publican temas relacionados con Colombia?
2023.11.24 12:46 ColombExpatES ¿Por qué en este sub ya no publican temas relacionados con Colombia?
Soy Colombiano residente en el exterior desde hace +20 años. He perdido el contacto con mis familiares, y cuando les contacto, apenas muestran interés, así que este sub en la única manera de mantenerme informado de temas culturales y económicos. La política colombiana no me interesa para nada.
Pero vengo notando desde hace meses que esto se ha convertido en un foro de guía de relaciones amorosas y temas de estudiantes que ni siquiera son universitarios.
¿Dónde están los temas económicos y de inversión? Por ejemplo, casi todos los colombianos pasamos penurias para abrir una cuenta bancaria en Colombia y enviar dinero allí. Nos piden de todo, y muchos no sabíamos lo complicada que es la burocracia colombiana en temas financieros.
¿Dónde están las guías turísticas? Dicen que Colombia tiene paisajes naturales muy hermosos, eso no lo discuto, ¿Pero dónde están dichas guías y fotos?
La situación es tan mala en estos temas importantes aquí, que los Españoles en forocoches o incluso los mal denominados "expats" publican guías turísticas y culturales más interesantes que los propios colombianos.
Temas de Colombia que podrían mejorar y enriquecer este foro:
+Temas de guías turísticas sobre como llegar a Necoclí o Arboletes y sitios exóticos similares. Yo quiero ir, pero no veo como, incluso muchos Colombianos no pueden programar viajes que no sean a Cartagena debido a la poca información de guías de transportes para moverse en el interior del país.
+Temas de paisajes, pueblos y parajes naturales para descubrir. Llevo años usando Google Maps debido a que los Colombianos al parecer no valoran ni se interesan en su propio país.
+Temas de seguridad y qué sitios son más seguros que otros, Obviamente toda Colombia es peligrosa, pero no es lo mismo una "olla" que una zona rosa.
+Temas del sistema financiero colombiano: que Bancos son buenos y malos, depósitos, fondos de inversión y pensiones, cuentas de ahorro, tarjetas de crédito, préstamos e hipotecas para vivienda.
+Temas de los mejores barrios, pueblos o ciudades para vivir que no sean Medellín o el Poblado.
+Guias de compras y centros comerciales. Las mejores ofertas.
+Temas de tecnología, como cuáles son las telefonías móviles con mejor cobertura tanto rural como urbana, que terminales móviles se pueden comprar en el país y cuáles recomiendan y ofertas relacionadas con todo esto.
Realmente hay muchas maneras de enriquecer el foro, pero últimamente está muy gris y triste, casi todos los temas son de guías y líos amorosos.
Posts que están arruinando este sub y lo que se debe evitar:
-Temas de amores estudiantiles: le baja el nivel a este sub, ya que a casi nadie mayor de 30 años le interesa estos temas.
-Temas de como conquistar mujeres: ¿qué no hay otros subs especializados en esos asuntos? Esto le da mala imagen a los Colombianos, de que son gente que solo piensan en sexo y amor, que no tienen visión de futuro. A mí me han preguntado varias veces aquí en Europa que si allí la gente es "muy caliente"
-Temas de política repetitivos que cansan: Colombia no va a mejorar a empeorar con o sin Petro. Los que hemos vivido en el exterior sabemos que los problemas de Colombia no son solo políticos, sino también culturales. En mi opinión, Petro no tiene el poder ni el tiempo para convertir a Colombia en una Costa Rica/Venezuela en solo 4 años. Es absurdo. La política en ese país y sobre discutir sobre ella, es una auténtica perdida de tiempo.
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2023.11.19 03:42 Emergency_Poet7194 La historia del aguila roja
Bueno mi nombre es Jesús vivo en Ecuador esta es mi historia.
Yo desde pequeño eh sufrido la enfermedad de Asma q duro hasta mis 6 o 7 años lamentablemnete en mi niñez nunca tube un padre presente por problemas y discusiones entre mi padre y madre pero ahora mi padre esta más presente acutualmente a mis 12 años bueno eso no importa ese no es el punto de la historia. Los q viven o han vivido en Ecuador sabran como esta el país saben en Ecuador hay carteles o pandillas hay decenas de ellas pero hay 3 principales o las q yo conosco las Águilas los lobos y largartos yo hace aproximadamente 2 o 3 años me uni a la de las Águilas en su inicio pero de uno forma un poco fuera de lo comun bueno esto comenzo en 2021 poco antes q cumpliera 11 años mi madre como ya me veia medio grande me decidio mandar a comprar unas pastillas al pedregal y yo como cualquiera q ya cree medio inmortal yo me metia en callejones no muy seguros y yo como cualquier niño aprendia a insutar y decir pendejadas bueno era mucho de contestar a los insultos en unos de esos dias me encontre o cruze con dos drogadictos esos pendejos q andan por las calles sin saber a hacer bueno el caundo me vio me dijo ven aca hijo de puta bueno yo respondí sali de aca malparido drogadicto y obviamente se lo tomo a mal y se me acerco me tiro al suelo con fuerza caí y entre los dos me empezaron a dar una buena paliza pero no se si el destino lo quizo si fue suerte pero de la pinche nada salio un tiro imoactando en el maldito a me golpeaba aun lado la reaccion de su conpañero fue huir pero no llego muy lejos otro tiro salió al parecer eran 5 personas la q diparo daniel después angela manuel erick y ramon se q parece una pinche película pero paso eso bueno ellos fueron sin rodeos moris o vas a tal direccion tal día y sabes no queria acabar como los dos tipos y bueno ya habia una multitud y bastantes camaras grabando y no quieria salir en ecuavisa asi q preferi hacerles caso e ir pero lo decidi por esta razon. Como muchos sabran en pandemia por el coronavirus se perdieron muchas vidas en mi caso perdi a mi bisabuela una de las personas mas amadas por mi cuando ella murio acabe devastado no quieria vivir simplemente mi padre y mi madre no sabian q hacer y veía la vida sin nada sin color sin vida era como un caparazon vacío sin emocion sin nada y bueno cuando sono esa bala algo en mi volvio fue como una sensacion sorda y a la vez reconfortante no lo se pero ese día cuando de una manera rara me salvaron fue como si mi bisabuela volviera a mi lado bueno sigamos. Después de unos días de lo ocurrido me llamaron me dijieron a q hora y donde nos encontrariamos ese dia tuve miedo miedo de morir sali en el momento q mi madre estaba dormida etube fuera como por 5 horas precisamente salia a las 12 de la noche nos encontramos en el lugar y me dijieron q los siguiera llege aun lugar grande abandonado aparentemente lo q se es q estaba sucio pero muy bonito hay es donde vivían de una o otra manera saque un tema de conversación y me dijieron sus nombres antes mencionados me dijieron q estaban allí para recoger sus cosas creo q estaban en un mudancia me dijieron q agarra cajas y las subiera al camión y las reglas para seguir vivo y tener una especie de protección fue esta prohibido hablar de nosotros si intentas matar a alguien con un tatuaje de aguila estas muerto y si intentas traicionarnos o vendernos también estas muerto en conclusion ninguna palabra a nadie de esto despues de trabajos de carga y faciles me dijieron q ya nos ibamos a concer aún aparente líder o eso era lo q pensaba me llevaron aun lugar un poco oscuro muy remoto hay es donde vivía unos de los pocos líderes y entraron me lo presetaron el de llamaba rafael y yo me presente estabamos en un lugar elegante muy lujoso al parecer mas precisos en el hotel mas grande de todo Guayaquil el q esta por el malecon 2000 nos conocimos y todo me hizo un oar de preguntas de como me llamo q edad tengo si quiero estar con ellos y bueno cosas así hasta q llego la ultima me dijo estas dispuesto a matar por dinero y sabia q si me negaba iba acabar con una bala en mi cabeza y yo acepte era como una especie de trabajo como mercenario con un grupo en el momento lo pense y acepte y de hay me dijo las reglas y beneficios si yo queria podria ir a burdeles bares lujosos con mujeres y lo q te puedas imaginar dinero joyas y bueno después de eso me dieron un cuchillo de pelea la vrdd me imaginaba un revolver o un arma no un cuchillo pero bueno no importa despues de eso los antes mencionados me llevaron a otro lugar despues de haber recibido la aprobacion de rafael de ahi eran como 4:30 de la mañana me dejaron en mi casa logre q nadie se diera cuenta de mi falta y pude regreasar a dormir despues de eso unos dias despues quise ver si era vrdd q podia entrar a una discoteca me escapé y fui y me encontre con Angela ella me conto un poco de su historia al parecer ella er hija de un padre q la abandono el cartel la encontro y la adoptaron me conto q los otros eran distantes por sus propios problemas y dilemas despues de eso nos volvimos buenos amigos despues de disfrutar un poco ambos regresamos a nuestras casas o bueno no se donde vivira ella bueno despues de 1 dia me llamaron a las 1am fui y me dijieron q hay q matar aun tipo q les debia dinero y su fecha ya habia pasado me dijieron q lo distrayera y ellos atacaban por atras hice la orden pude acuchillarlo por alfrente y le metieron un tiro por atras después de eso me senti mal y aturdido pero alparecer por eso recibia dinero me pagaron 100 dolares q era lo acordadonpor Rafael. Despues de haberlo matado me senti la peor persona pero angela vio esa mirada q ella tambien habia tenido me dio un par de consejosrrecordemos q solo tenia 10 años bueno lo q me dijo si mal no recuerdo fue hay personas buenas y malas tal vez nosotros seamos malos pero somos justos pero las personas malas son despreciables y no son justas y con ese me senti ya mejor después de algunas semanas senti natural matar y bueno obviamente no tenía ninguna hablidad con cuchillos y varias veces me llege a cortar pero daniel de los mejores asesinos en su clase me enseño y tuve una relacion y amistad mas estrecha con el y me entere de como habian pasado cada cosa con los otros 3 ramon era un chico con un cuerpo bastante bien formando a comparacion del resto y alparecer fue tentado por las drogas a temprana edad y lo llevaron a ese mundo, Erick es un maniatico obsesionado con las armas mas q todo katanas cuchillos y lanzallamas manuel era humillado y golpeado por sus padres hasta q un dia se canso y los mando con lucifer a lo q me referio q los mato y daniel fue traicionado por todos lo intentaron matar entre su familia y amigos lo mas q pudo fue defenderse y huir y buena angela fue encontada en un basurero y la recogieron para su programa de adopcion del cartel y alparecer rinde su frutos hasta el dia de hoy y ramon alparecer el siempre tuvo el deseo de matar y y en su primer asesinato logro acabar con la vida de mas de 20 personas. Daniel me enseño de la manera correcta de como sostener un cuchillo y apuñalar bien y atinar a los puntos vitales recibí varios elogios de parte de daniel y rafael y algunos de parte de erick me consideraron un experto y prodigio en cuchillos alparecer tenía un don y una facilidad con cuchillos bueno de ahí me empecé a conocer mas con el grupo y cartel conocí a alguien más Alex a el lo considere como mi hermano el en varias ocasiones me salvo de acabar con una bala en la cabeza de parte de los lobos en varias misiones q me tocaba con el bueno con el paso del tiempo los lagartos y lobos me empezaron a poner el sobrenombre del aguila roja me gusti hacia una buena referencia me pude ganar un nombre como los demás estos eran algunos de los sobrenombres daniel el aguila oscura manuel el aguila alada erick la aguila snagrienta angela el aguila de la pureza y ramon el aguila de fuego cada uno por sus hazañas y maneras de matar mediante pasaba el tiempo iba subiendo en rangos cada vez era mas difícil y me pagaban más lo q llege a ganar por asesinato fueron 1000 dolares por persona Rafael y el resto estaban mas q satisfechos con mi progreso pude ganar dinero sin q nadie de mi familia superia algo no dejaba ningun indicio el dinero q ganaba una lo gastaba en botellas de vino de las mas caras o también lo usaba en tener sexo con mujeres hermosas y bellas era una vida de ensueño pero empecé a sentir un sentimiento por ella Angela de casi mi edad 12 o 13 no recuerdo era perfecta un cuerpo muy bien formado para su edad un carisma muy divertido teniamos muchas similitudes y a ella también le empecé a llamar la atención hasta q un dia tuvimos una mision a solas sin q nadie nos molestara ni inturrimpiera fue sencillo matar a todos y bueno ambos teniamos un poco de hambre y agotados despues de acabar con todos y cada uno tambien salimos con algunos cortes un poco profundos pero nada grave comimos lo q habia y bueno de la nada las hormonas de cada uno comenzaron a actuar ambos tuvimos un escalofrio y ella dio el primer paso se empezo a acercar y me dijo tengamos una pelea pero con unas condicienes sin ropa y sin armas me pareció caliente y raro nos quitamos la ropa ambos estabamos sin nada encima solo desnudos nos examinamos yo vi esos hermosos y grandes pechos y ese culo tan redondo y perfecto ella vio mi pene de 18 cm para mi corta edad y emprezamos la pelea ella por ser mujer tenia clara ventaja en flexibilidad pero carecia de golpes duros o demoledores pero sus ataques eran certeros y dolian como una bala yo no me quedaba atras mi fuerza hacia dificil q ella pudiera hacerme una llave un tirarme al suelo después de unos 15 minutos emoeze a tocarla y bajar el ritmo en un momento consegui derribarla y lo logre por mi calentura lo q hice fue montarme encima de su culo y meter mi pene disimuladamente y ella respondió tirandome al suelo y cambiar posiciones lo q hizo fue montarse encima mio y ponerme sus tetas en mi cara comenze a tocarlas y puso su culo y vagina contra mi pene y lo introdujo y tubimos sexo por toda la noche hasta q sin darnos cuenta
habian pasado 3 horas eran las 4:30 yo tenia q regresar a casa para asistir a clases ya q habia pasado la pandemia y todo eso bueno después de eso nos hicmos novios y ya todo lo sabia pero la vida tenia uns sorpresa más despues de un tiempo todo comenzo a ir en decadencia un dia queria ir a visitar a mi alex porque no la habia visto en un tiempo no abria me preocupé y termine tumbando la puerta lo busque por toda su casa hasta sucuarto llege abri la puerta del cuarto y lo encontré muerto atado de una soga dejo unas cartas antes de morir habia una con el diciendo para Carlos Jesús igual yo la leia y decía: Hola querido hermanito se q no es una bonita forma de decir adiós pero no puedo aguantar la culpa después de lo q hice no aguanto quiero morir y si estas leyendo esto es porque mori pero no te sientas mal recuersa aun tienes familia de sangre una madre un padre y mucha mas familia recuérdalos y cuidalos despues habia dejado una carta para cada miembro q el conocia en su memoria no lei ninguna parte de la mía queria dejarlo lo enterramos como debe de ser fue un golpw duro pero eso no fue todo erick q lo quería mucho se embriago tanto q llego aun bar de lobos despues de un tiempo se dieron cuenta de quien era y entre todos los descuartizaron y mataron supimos como ocurrio porque esos malditos mandaron su cabeza en una caja de regalo y dijieron esto es lo q les pasara a su pequeño plan de niños chiquitos tuvieron razon ellos al siguiente dia atacaron el orfanato donde estaban los entrenados por aguilas solo tuvimos unas pérdidas gracias a manuel el estuvo hay para defenderlos y protegerlos gracias a el la mayoria de niños se salvaron fue y sera recordado solo quedábamos Ramón daniel angela y yo después de eso Ramon era de los mas mujergriego q pudo y habra existido lo sedujieron tuvo sexo con es mujerzuela y le tuvieron una trampa esa maldita despues de acostarse con lo apuñalo en el corazon hasta dejarlo irreconocible pero no llego muy lejos por el arco de angela q justamente pasaba por hay y encontro a Ramón deatrozado fueron perdidas dolorasos y perdidas de grandes mercenarios dle cartel de unos de los carteles mas grandes de Ecuador era opacada por unos malditos lobos callejeros con el paso del tiempo las cosas se iban calmando hasta q llego un dia tragico la muerte de daniel mi amigo mi familia era una mision aparentemente sencilla y facil pero finalmente no fue nada mas alejado de la realidad era facil entre daniel angela y yo facil de los mejores asesinos mercenarios como nos quisieran llamar era sencillo acabar con una base de control de los lobos y largatos pero fue difícil y demasiado complicado de lo habiatual trampas y alarmas cuando pisamos la primera trampa una luvia de flechas envenanadas impactaron pero todas pudimos evitarlas cada unas de ellas nada mas q unos roces después de un tiempo seguiamos perdidos pero de la nada pum emboscada fue facil pero no dejabam de venir no paraban estábamos a nada de poner el ultimo explosivo pero uno se tenia q quedar si no seria un fracaso y nos dimos cuenta demasiado tarde Daniel dejo vamos a la zotea a planear algo pero esa no era su intencion nos empujo tenia dos paracaidas q el habia encontrado caimos y salimos y el se uso como bomba humana y todo estallo nada quedo la policia vino rapido por llamados de vecinos cercanos al a zona gue devastadora era otra perdida nos mantuvimmos alejados de las misones por una semana angela y yo nos hicimos compañía el uno al otro fue horrible y a la vez reconfortante por el calor q nos dabamos ambos empezamos a salir mas seguido tuvimos sexo imcontables veces hasta q un dia desarfotanudo salimos a comer algo por las 12 a un puesto de salchipapas q estaba abierto desde las 8 de la noch hasta las 5 de la mañana despues de comer nos fuimos por carreteras vacias y desarmados era totalmente peligroso y de la nada ese disparó ese maldito sonido al q ya estaba acostumbrado mi sorprendio como la primera vez eran un grupo de 10 hombres era casi imposible ganar sin armas pero lo intentamos eram 5 de lobos y 5 de lagartos se habian unido para derrotar a los últimos dos q quedabamos del grupo elite de jovenes de Águilas y fue la ultima batalla de Angela en un descuido de mi parte y de ella vino una oleada de balas q una impacto en mi brazo derecho y una en el corazon de angela cuando la vi herida enloqueci ataque de frente sin importarme los disparos acabe a con todos dejándolos sin cara despues de agarras lo primero q encontré angela en mis brazos sin vidas sus ultimas oalabras te amo se feliz y alejate del ccartel cumplí su voluntad me aleje lo deje rafael me comprendió y me dijo algo reconfortante me dijo ttranquilo ellos siempre estaran contigo no los veras pero los sentirás te considerare aun activo aun tendrás tus beneficios una paga por cualquier favor simple nada de matar ni peligroso para ti hasta q estes listo acenti con la cabeza y me fui ese fue el fin del aguila roja. Muchas gracias por leer esta historia se q es larga y parece muy ficticia peto lo leido aqui es la vida real lo pase y lo vivi en carne propia hasta el dia de hoy me atormentan esos recuerdos deves en cuando rafael me llama para ver sigo bien y vivo pero esa aguila roja murio con la muerte de su amada y jure no volver a matar ni portar el sobrenombre de aguila roja asi q hasta q llegamos mucha suerte humano y no cometas el mismo error q yo cometi
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2023.11.19 00:03 Next-Security-1644 Me siento como el orto
Bueno fuee. Descargo y a la mierda Todo mal, 35 años, soltero, nunca en pareja, me re gusta una q tiene novio, flasheo q hay onda pero es solo una mina copada, es mi odontologa digamos, la veo cada un par de meses, flasheo q hay una posibilidad pero nada q ver, me repito mas de 40 veces al dia "deja de pensar en ella".idealizo una banda.
Y al margen de eso me pelee con un amigo de mas de 15 años de amistad, me re calente y no le volvi a hablar, me mando mensaje y todo pero yo estaba re caliente todavia, lo deje en stand by
No veo futuro en mi vida economica, laburo por mi cuenta, vivo solo en un 2 ambientes chico.no me cago de hambre, pero no viajo, no me vivo comprando cosas, salgo poco y nada, me compro ropa 4 o 5 prendas al año.ahorro 2 lucas verdes al año, los ahorros los obtengo principalmente de la temporada alta de laburo(q es en verano) de vender porro q cultivo, tengo 3 carpas de cultivo, q ya me estan quemando la gorra, tengo ganas de dejar de cultivar, estoy fumando muy poco al dia de hoy, venia fumando un monton pero deje por la piba esa q no puedo olvidar y estos problemas q cuento aca
Mi hermano esta enfermo, tiene cancer de medula.el esta bien por ahora con tratamiento, pero me duele y me da bronca cuando lo pienso, el fue el unico de mi familia q se rompio la cabeza estudiando, se recibio de medico, era ayudante de catedra y todo. Daba clases tamb, consiguio un buen laburo.en cambio yo ni termine la secundaria, arranquena trabajar recien a los 24, me la pegue cada vez q pude, me escabie, tome merca, fumo porro desde los 22, comi como un hijo de puta y aca estoy sano, o por lo menos eso pienso, no me hago estudios pero ya veo q voy a salir bien de ellos y eso me da bronca, el hizo todo bien y yo fui lo mas hijo de puta q pude con mi salud,.ojala me salte un cancer de pulmones...
Lo unico q me da un poco de "felicidad" es entrenar, arranque a los 30 a hacerlo. Hace 3 o 4 años q me cuido con la comida, deje de escabiar(solo a veces sociamente), deje las drogas duras, deje malas compañias, me preocupo por mi cuerpo quiero ganar fuerza y superarme. Pero siempre me veo igual. Me re flashea eso tamb.
El año pasado murio mi viejo despues de estar internado meses, y siento q lo deje morir en ese hospital, desde q entro desmejoro, es lo q creo q hicieron los del pami con el. Pero tambien tendria q haber hecho algo yo, lo deje morir, nunca mas pude hablar con el, me gustaria haber arreglado un monton de cosas q tuve con el, de la forma q era, ahora q estoy pasando un monton de cosas, entiendo un poco su forma de ser, tenia un monton de problemas, y eso lo fue haciendo mierda, lo pienso y yo voy por el mismo camino, a terminar igual q el.
Me da miedo la gente, no se socializar.antes, cuando tenia entre 20 y 30 años se me daba mas facil, entablaba conversaciones.le ponia onda, pero hoy ya no puedo, calculo q porq antes me la pasaba drogado o escabio casi todo el tiempo. Siento q se me nota en la cara el miedo e inseguridades, la gente se asusta de mi.
Mis amigos estan todos en pareja. Los veo solo un par de veces al año, no hablo con nadie la mayor parte del tiempo. Solo con clientes No salgo a ningun lado.solo a visitar a veces a mi mama, y hermanos y sobrinos cuando nos juntamos en lo de mi vieja
Hoy me salio mal un trabajo.mañana domingo voy a tener q ir a repararlo. Pero no estoy seguro de poder hacerlo, eso fue lo q desencadeno esto. Q escribiera todas estas cosas.la respuesta comun seguro va a ser arranca terapia, trate una vez por zoom, se me cago de risa el tipo q me atendio. Tengo miedo de ir a otro y q pase lo mismo, aparte q me da verguenza hablar de mis problemas, me hace sentir debil, no quiero parecer debil, me da bronca eso.
Perdon por todo esto, nose supongo q necesitaba descargarme tengo un quilombo en la cabeza ahora, no quiero fumar o escabiarme, es para peor.
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2023.11.18 23:16 Emergency_Poet7194 La histroia del aguila roja
Bueno mi nombre es Jesús vivo en Ecuador esta es mi historia.
Yo desde pequeño eh sufrido la enfermedad de Asma q duro hasta mis 6 o 7 años lamentablemnete en mi niñez nunca tube un padre presente por problemas y discusiones entre mi padre y madre pero ahora mi padre esta más presente acutualmente a mis 12 años bueno eso no importa ese no es el punto de la historia. Los q viven o han vivido en Ecuador sabran como esta el país saben en Ecuador hay carteles o pandillas hay decenas de ellas pero hay 3 principales o las q yo conosco las Águilas los lobos y largartos yo hace aproximadamente 2 o 3 años me uni a la de las Águilas en su inicio pero de uno forma un poco fuera de lo comun bueno esto comenzo en 2021 poco antes q cumpliera 11 años mi madre como ya me veia medio grande me decidio mandar a comprar unas pastillas al pedregal y yo como cualquiera q ya cree medio inmortal yo me metia en callejones no muy seguros y yo como cualquier niño aprendia a insutar y decir pendejadas bueno era mucho de contestar a los insultos en unos de esos dias me encontre o cruze con dos drogadictos esos pendejos q andan por las calles sin saber a hacer bueno el caundo me vio me dijo ven aca hijo de puta bueno yo respondí sali de aca malparido drogadicto y obviamente se lo tomo a mal y se me acerco me tiro al suelo con fuerza caí y entre los dos me empezaron a dar una buena paliza pero no se si el destino lo quizo si fue suerte pero de la pinche nada salio un tiro imoactando en el maldito a me golpeaba aun lado la reaccion de su conpañero fue huir pero no llego muy lejos otro tiro salió al parecer eran 5 personas la q diparo daniel después angela manuel erick y ramon se q parece una pinche película pero paso eso bueno ellos fueron sin rodeos moris o vas a tal direccion tal día y sabes no queria acabar como los dos tipos y bueno ya habia una multitud y bastantes camaras grabando y no quieria salir en ecuavisa asi q preferi hacerles caso e ir pero lo decidi por esta razon. Como muchos sabran en pandemia por el coronavirus se perdieron muchas vidas en mi caso perdi a mi bisabuela una de las personas mas amadas por mi cuando ella murio acabe devastado no quieria vivir simplemente mi padre y mi madre no sabian q hacer y veía la vida sin nada sin color sin vida era como un caparazon vacío sin emocion sin nada y bueno cuando sono esa bala algo en mi volvio fue como una sensacion sorda y a la vez reconfortante no lo se pero ese día cuando de una manera rara me salvaron fue como si mi bisabuela volviera a mi lado bueno sigamos. Después de unos días de lo ocurrido me llamaron me dijieron a q hora y donde nos encontrariamos ese dia tuve miedo miedo de morir sali en el momento q mi madre estaba dormida etube fuera como por 5 horas precisamente salia a las 12 de la noche nos encontramos en el lugar y me dijieron q los siguiera llege aun lugar grande abandonado aparentemente lo q se es q estaba sucio pero muy bonito hay es donde vivían de una o otra manera saque un tema de conversación y me dijieron sus nombres antes mencionados me dijieron q estaban allí para recoger sus cosas creo q estaban en un mudancia me dijieron q agarra cajas y las subiera al camión y las reglas para seguir vivo y tener una especie de protección fue esta prohibido hablar de nosotros si intentas matar a alguien con un tatuaje de aguila estas muerto y si intentas traicionarnos o vendernos también estas muerto en conclusion ninguna palabra a nadie de esto despues de trabajos de carga y faciles me dijieron q ya nos ibamos a concer aún aparente líder o eso era lo q pensaba me llevaron aun lugar un poco oscuro muy remoto hay es donde vivía unos de los pocos líderes y entraron me lo presetaron el de llamaba rafael y yo me presente estabamos en un lugar elegante muy lujoso al parecer mas precisos en el hotel mas grande de todo Guayaquil el q esta por el malecon 2000 nos conocimos y todo me hizo un oar de preguntas de como me llamo q edad tengo si quiero estar con ellos y bueno cosas así hasta q llego la ultima me dijo estas dispuesto a matar por dinero y sabia q si me negaba iba acabar con una bala en mi cabeza y yo acepte era como una especie de trabajo como mercenario con un grupo en el momento lo pense y acepte y de hay me dijo las reglas y beneficios si yo queria podria ir a burdeles bares lujosos con mujeres y lo q te puedas imaginar dinero joyas y bueno después de eso me dieron un cuchillo de pelea la vrdd me imaginaba un revolver o un arma no un cuchillo pero bueno no importa despues de eso los antes mencionados me llevaron a otro lugar despues de haber recibido la aprobacion de rafael de ahi eran como 4:30 de la mañana me dejaron en mi casa logre q nadie se diera cuenta de mi falta y pude regreasar a dormir despues de eso unos dias despues quise ver si era vrdd q podia entrar a una discoteca me escapé y fui y me encontre con Angela ella me conto un poco de su historia al parecer ella er hija de un padre q la abandono el cartel la encontro y la adoptaron me conto q los otros eran distantes por sus propios problemas y dilemas despues de eso nos volvimos buenos amigos despues de disfrutar un poco ambos regresamos a nuestras casas o bueno no se donde vivira ella bueno despues de 1 dia me llamaron a las 1am fui y me dijieron q hay q matar aun tipo q les debia dinero y su fecha ya habia pasado me dijieron q lo distrayera y ellos atacaban por atras hice la orden pude acuchillarlo por alfrente y le metieron un tiro por atras después de eso me senti mal y aturdido pero alparecer por eso recibia dinero me pagaron 100 dolares q era lo acordadonpor Rafael. Despues de haberlo matado me senti la peor persona pero angela vio esa mirada q ella tambien habia tenido me dio un par de consejosrrecordemos q solo tenia 10 años bueno lo q me dijo si mal no recuerdo fue hay personas buenas y malas tal vez nosotros seamos malos pero somos justos pero las personas malas son despreciables y no son justas y con ese me senti ya mejor después de algunas semanas senti natural matar y bueno obviamente no tenía ninguna hablidad con cuchillos y varias veces me llege a cortar pero daniel de los mejores asesinos en su clase me enseño y tuve una relacion y amistad mas estrecha con el y me entere de como habian pasado cada cosa con los otros 3 ramon era un chico con un cuerpo bastante bien formando a comparacion del resto y alparecer fue tentado por las drogas a temprana edad y lo llevaron a ese mundo, Erick es un maniatico obsesionado con las armas mas q todo katanas cuchillos y lanzallamas manuel era humillado y golpeado por sus padres hasta q un dia se canso y los mando con lucifer a lo q me referio q los mato y daniel fue traicionado por todos lo intentaron matar entre su familia y amigos lo mas q pudo fue defenderse y huir y buena angela fue encontada en un basurero y la recogieron para su programa de adopcion del cartel y alparecer rinde su frutos hasta el dia de hoy y ramon alparecer el siempre tuvo el deseo de matar y y en su primer asesinato logro acabar con la vida de mas de 20 personas. Daniel me enseño de la manera correcta de como sostener un cuchillo y apuñalar bien y atinar a los puntos vitales recibí varios elogios de parte de daniel y rafael y algunos de parte de erick me consideraron un experto y prodigio en cuchillos alparecer tenía un don y una facilidad con cuchillos bueno de ahí me empecé a conocer mas con el grupo y cartel conocí a alguien más Alex a el lo considere como mi hermano el en varias ocasiones me salvo de acabar con una bala en la cabeza de parte de los lobos en varias misiones q me tocaba con el bueno con el paso del tiempo los lagartos y lobos me empezaron a poner el sobrenombre del aguila roja me gusti hacia una buena referencia me pude ganar un nombre como los demás estos eran algunos de los sobrenombres daniel el aguila oscura manuel el aguila alada erick la aguila snagrienta angela el aguila de la pureza y ramon el aguila de fuego cada uno por sus hazañas y maneras de matar mediante pasaba el tiempo iba subiendo en rangos cada vez era mas difícil y me pagaban más lo q llege a ganar por asesinato fueron 1000 dolares por persona Rafael y el resto estaban mas q satisfechos con mi progreso pude ganar dinero sin q nadie de mi familia superia algo no dejaba ningun indicio el dinero q ganaba una lo gastaba en botellas de vino de las mas caras o también lo usaba en tener sexo con mujeres hermosas y bellas era una vida de ensueño pero empecé a sentir un sentimiento por ella Angela de casi mi edad 12 o 13 no recuerdo era perfecta un cuerpo muy bien formado para su edad un carisma muy divertido teniamos muchas similitudes y a ella también le empecé a llamar la atención hasta q un dia tuvimos una mision a solas sin q nadie nos molestara ni inturrimpiera fue sencillo matar a todos y bueno ambos teniamos un poco de hambre y agotados despues de acabar con todos y cada uno tambien salimos con algunos cortes un poco profundos pero nada grave comimos lo q habia y bueno de la nada las hormonas de cada uno comenzaron a actuar ambos tuvimos un escalofrio y ella dio el primer paso se empezo a acercar y me dijo tengamos una pelea pero con unas condicienes sin ropa y sin armas me pareció caliente y raro nos quitamos la ropa ambos estabamos sin nada encima solo desnudos nos examinamos yo vi esos hermosos y grandes pechos y ese culo tan redondo y perfecto ella vio mi pene de 18 cm para mi corta edad y emprezamos la pelea ella por ser mujer tenia clara ventaja en flexibilidad pero carecia de golpes duros o demoledores pero sus ataques eran certeros y dolian como una bala yo no me quedaba atras mi fuerza hacia dificil q ella pudiera hacerme una llave un tirarme al suelo después de unos 15 minutos emoeze a tocarla y bajar el ritmo en un momento consegui derribarla y lo logre por mi calentura lo q hice fue montarme encima de su culo y meter mi pene disimuladamente y ella respondió tirandome al suelo y cambiar posiciones lo q hizo fue montarse encima mio y ponerme sus tetas en mi cara comenze a tocarlas y puso su culo y vagina contra mi pene y lo introdujo y tubimos sexo por toda la noche hasta q sin darnos cuenta habian pasado 3 horas eran las 4:30 yo tenia q regresar a casa para asistir a clases ya q habia pasado la pandemia y todo eso bueno después de eso nos hicmos novios y ya todo lo sabia pero la vida tenia uns sorpresa más despues de un tiempo todo comenzo a ir en decadencia un dia queria ir a visitar a mi alex porque no la habia visto en un tiempo no abria me preocupé y termine tumbando la puerta lo busque por toda su casa hasta sucuarto llege abri la puerta del cuarto y lo encontré muerto atado de una soga dejo unas cartas antes de morir habia una con el diciendo para Carlos Jesús igual yo la leia y decía: Hola querido hermanito se q no es una bonita forma de decir adiós pero no puedo aguantar la culpa después de lo q hice no aguanto quiero morir y si estas leyendo esto es porque mori pero no te sientas mal recuersa aun tienes familia de sangre una madre un padre y mucha mas familia recuérdalos y cuidalos despues habia dejado una carta para cada miembro q el conocia en su memoria no lei ninguna parte de la mía queria dejarlo lo enterramos como debe de ser fue un golpw duro pero eso no fue todo erick q lo quería mucho se embriago tanto q llego aun bar de lobos despues de un tiempo se dieron cuenta de quien era y entre todos los descuartizaron y mataron supimos como ocurrio porque esos malditos mandaron su cabeza en una caja de regalo y dijieron esto es lo q les pasara a su pequeño plan de niños chiquitos tuvieron razon ellos al siguiente dia atacaron el orfanato donde estaban los entrenados por aguilas solo tuvimos unas pérdidas gracias a manuel el estuvo hay para defenderlos y protegerlos gracias a el la mayoria de niños se salvaron fue y sera recordado solo quedábamos Ramón daniel angela y yo después de eso Ramon era de los mas mujergriego q pudo y habra existido lo sedujieron tuvo sexo con es mujerzuela y le tuvieron una trampa esa maldita despues de acostarse con lo apuñalo en el corazon hasta dejarlo irreconocible pero no llego muy lejos por el arco de angela q justamente pasaba por hay y encontro a Ramón deatrozado fueron perdidas dolorasos y perdidas de grandes mercenarios dle cartel de unos de los carteles mas grandes de Ecuador era opacada por unos malditos lobos callejeros con el paso del tiempo las cosas se iban calmando hasta q llego un dia tragico la muerte de daniel mi amigo mi familia era una mision aparentemente sencilla y facil pero finalmente no fue nada mas alejado de la realidad era facil entre daniel angela y yo facil de los mejores asesinos mercenarios como nos quisieran llamar era sencillo acabar con una base de control de los lobos y largatos pero fue difícil y demasiado complicado de lo habiatual trampas y alarmas cuando pisamos la primera trampa una luvia de flechas envenanadas impactaron pero todas pudimos evitarlas cada unas de ellas nada mas q unos roces después de un tiempo seguiamos perdidos pero de la nada pum emboscada fue facil pero no dejabam de venir no paraban estábamos a nada de poner el ultimo explosivo pero uno se tenia q quedar si no seria un fracaso y nos dimos cuenta demasiado tarde Daniel dejo vamos a la zotea a planear algo pero esa no era su intencion nos empujo tenia dos paracaidas q el habia encontrado caimos y salimos y el se uso como bomba humana y todo estallo nada quedo la policia vino rapido por llamados de vecinos cercanos al a zona gue devastadora era otra perdida nos mantuvimmos alejados de las misones por una semana angela y yo nos hicimos compañía el uno al otro fue horrible y a la vez reconfortante por el calor q nos dabamos ambos empezamos a salir mas seguido tuvimos sexo imcontables veces hasta q un dia desarfotanudo salimos a comer algo por las 12 a un puesto de salchipapas q estaba abierto desde las 8 de la noch hasta las 5 de la mañana despues de comer nos fuimos por carreteras vacias y desarmados era totalmente peligroso y de la nada ese disparó ese maldito sonido al q ya estaba acostumbrado mi sorprendio como la primera vez eran un grupo de 10 hombres era casi imposible ganar sin armas pero lo intentamos eram 5 de lobos y 5 de lagartos se habian unido para derrotar a los últimos dos q quedabamos del grupo elite de jovenes de Águilas y fue la ultima batalla de Angela en un descuido de mi parte y de ella vino una oleada de balas q una impacto en mi brazo derecho y una en el corazon de angela cuando la vi herida enloqueci ataque de frente sin importarme los disparos acabe a con todos dejándolos sin cara despues de agarras lo primero q encontré angela en mis brazos sin vidas sus ultimas oalabras te amo se feliz y alejate del ccartel cumplí su voluntad me aleje lo deje rafael me comprendió y me dijo algo reconfortante me dijo ttranquilo ellos siempre estaran contigo no los veras pero los sentirás te considerare aun activo aun tendrás tus beneficios una paga por cualquier favor simple nada de matar ni peligroso para ti hasta q estes listo acenti con la cabeza y me fui ese fue el fin del aguila roja. Muchas gracias por leer esta historia se q es larga y parece muy ficticia peto lo leido aqui es la vida real lo pase y lo vivi en carne propia hasta el dia de hoy me atormentan esos recuerdos deves en cuando rafael me llama para ver sigo bien y vivo pero esa aguila roja murio con la muerte de su amada y jure no volver a matar ni portar el sobrenombre de aguila roja asi q hasta q llegamos mucha suerte humano y no cometas el mismo error q yo cometi
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2023.11.17 05:04 Material-Cycle2463 Tremendo pedazo de raja que se gasta esta puta de mierda me pone tan caliente que me la culiaría por el puro culo el día entero y ella lo sabe y le encanta!!!!
2023.11.12 05:50 MorroBienMamon Quiedo Mad Quiedo Mad
Cuando iba a la prepa estabamos bien locos mi compa y yo. Nos ibamos a coyoacan con otro grupo de culeros a jugar billar y tomar hasta vomitar. Una vez un wey hasta se cago jeje es neta en una de esas tardes bien pendejos conocimos a una morra bien calenturienta que cogió conmigo y con mi compa varias veces se iba a la casa de mi amigo o a la mia cuando no estaba mi jefa. la morra estaba dos tres la neta. Mi compa era metalero, de esos que escuchaban death y sus mamadas te decia poser si escuchabas otra mamada que no sea su puta musica para greñudos apestosos. Bueno pues la puta esta un día en el bicho se la canta a mi compa ya medio borracha le dice "una morra que conoci y yo pues la neta queremos hacer un trio contigo" y bien exitado le dijo que si luego luego bien cagado todos chiflando ahi en el billar aplaudiendo como pendejos. Ya estabamos bien pinches mariguanos y pedos. Hasta nos quisieron sacar del billar y casi se armaron los putazos Ya ese dia que nos ibamos en el pecero de copilco me dice mi amigo la voy a convencer para que tu igual te nos unas. Igual y si queria la neta estaba yo bien caliente y morboso todo el tiempo y queria coger. Mi compa me manda mensaje al siguiente dia que era sabado y me dice que la morra dijo que simon que igual fuera yo el domingo que se iba a armar El mero dia nos fuimos ahi por cuatitlan izcalli bien culeras las calles llegamos a una calle bien jodida llena de malandros en las esquinas con su mona. Mi amigo me dice "aqui es" Llegamos a la casa de esta vieja, una casa de lamina con piso de tierra apestaba a miados y cagada de perro. Los perros luego luego ladre y ladre atras de unas tablas todas mal puestas. La neta si daban miedo sus putos perros eran como mezclas de pitbull con otra mamada pero si estaban bien psicoticos los putos. Pues esta morra saca luego luego en su cocina unas aguas locas de horchata y uva. A mi no me latia pero pues entre mas corriente mas ambiente, nos pusimos medio pedos y la morra esta puso rolas de banda bien culeras y regueton. Mi compa bien pendejo empezo a criticar su musica y la morra nada mas se callaba. En eso que tocan la puerta que la morra dice "ya llego mi amiga" y mi compa y yo los dos viendonos de "a huevo!!" Que llega la otra con la que se iba a armar no maaaameees!!! Era una morra de unos 17 años con down Bien chaparra con una joroba y su camisita rosa llena de baba y mocos Los dos viendonos con cara de verga que pedo? Pero en eso mi amigo ya pedo me voltea a ver y me dice si ahuevo a ver que se arme y madres que mi compa le empieza a plantar unos besos a la morra con down asi mezclados con mocos y baba y mi compa agarrandole las nalgas a la morrita y la morrita se empieza a reir asi bien cagado como retrasada JAJAJajjajaja y mi compa le suelta un chingadazo "callate pendeja!" le grito bien culero que pone su cel con el bluetooth en la bocina y puso rolas de metal bien acelerado con gruturales La otra morra y yo pues agarrandonos todo y que me la empieza a mamar. Yo viendo a mi compa con la chava mongola bien loco la empieza a putear y la obligo a que se la mamara aca mi compa bebiendole a su agua loca jeje Que la pone en una cama del cuarto de al lado y le baja el pants bien culero todo miado que traia. La esta morra que me la mamaba se cagaba de risa y pues ya nos fuimos para el cuarto con esos weyes. La morra esa medio asustada y mi amigo se quito la ropa y de su mochila que traia saco un pinche latigo pequeño y empieza a darle en las nalgas y a meterle la verga en el culo y a cogersela bien cabron la otra morra y yo pues cogiendo y todo pero estos weyes se estaban pasando de verga hasta le paramos porque la neta se escuchaba bien culero como cuando gimen los puercos que los matan jahahs Mi compa bien caliente gritando "pinche jorobada pendeja!" despues de correrse afuera en su culo que dice "voy al baño" hasta tambaleandose en el pasillo de lo pedo que estaba. Pues la neta que se me metal blanco con negro y con una navaja de afeitar. Y que le empieza con la otra vieja a coger igual. La otra morra bien loca que se empieza a abrir el culo y mi amigo medio cortandose los brazos al ritmo del metal mientras se la ensartaba Ya todos bien decadentes que empezamos a agarrar a la morra con down en el suelo y la agarramos a putazos un ratito. Mi compa se puso unas servilletas de la cocina en los brazos. La esa vieja que estaba bien maniaca sexual que saca una lata y nos dice "vamos a fumar piedra" y pues que le damos y la que tenia down dice "yo iguad" y todos asi de pues va que le fume sin pedos No maaaameees!!!! que se pone bien puta loka la morra y que agarra a mi compa y le gritaba que cogieran Pues mi amigo y ella que le dan de nuevo pero esta vieja se empezo a poner bien loca, realmente preocupante, le soltaba chingadazos a mi compa en la jeta y se embarraba su maquillaje en todos lados de la cama le solataba putazos en las bolas y hasta le vomitó encima pero mi compa en lugar de parar se la seguia cogiendo. 1 En eso la otra morra que la quiere bajar y no se de donde chingados saco fuerza para aventarla bien culero al otro lado del cuarto. Mi compa otra vez se corrio bien cabron en su jeta y la down grito "QUIEDO MAD QUIEDO MAD!!!!" y que me agarra y de abajo de la cama de la otra morra saca un dildo rosa y me lo mete en el culo la puta yo bien exitado y que me empieza a chupar el culo y a pegarme en las bolas luego se puso el dildo como si fuera pito y que empieza a meterlo en mi culo yo ya todo exitado que me quiero levantar pero me solto un putazo con el dildo en el ojo que me dolio bien ojeeeete y mi compa se agarra a la vieja de la cabeza y le mete su pito en la boca y pues la morra con down dandome con el dildo y chupandosela a mi compa al mismo tiempo todo vomitado. La otra morra agarrandose la panocha. En eso que escuchamos como abren la puerta y no maameees!! que nos salimos corriendo del cuarto y queriendonos vestir. Era la mamá de la morra de la casa y todos en chinga queriendo ocultar todo en putiza pero no se nos ocurrio mas que correr pero todos bien drogados ni supimos que pedo y nos echamos a correr a la calle la morra con down apenas y podia y todos encuerados ajajajsja Que se sueltan los putos perros que avientan las tablas y cuando la señora abrio la puerta vio salir a un pendejo con maquillaje todo embarrado agarrando su ropa, a mí aunque sea nada mas con el pantalos con un ojo morado y sangrando de la nariz y a una mongola toda encuerada corriendo y balbuceando en la calle. Los perros se echaron a correr atras de la morra con down y nosotros nos escapamos. Ese dia nos fuimos en taxi como pudimos pero bien paniqueados por la piedra y medio apendejados de todo lo que pasó. Ya no supimos nunca que paso pero al parecer la morra con down sobrevivió al ataque de los perros jajahaja
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2023.11.08 00:48 Maleficent-Spell4138 Fuck hermanos me volvió la rabia y siento que lo único que quiero hacer es cagarmele al hp
El muy sapo le estaba escribiendo que la va recoger al aeropuerto y que no importa que yo ya no la pueda llevar en moto que el tiene carro y puede ir por ella al trabajo, la muy sapa le dijo que estaba haciendo mucho frío y el sapo lambon le dijo que cuando regrese no va pasar frío a su lado que con el la va pasar bien caliente debajo de las cobijas fuck hermanos. Quiero escribirle a ese hp pero no se que decirle básicamente me arruinó las putas vacaciones.
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2023.11.02 23:21 No-Stranger-545 El Fabry cuando se arde con su compa en Discord:
Cheetito pendejo del planeta, tiene porno futanari yuri peludo y un montón de maricones que están jugando futbol sexual abusando de la pelota, joder, Cheetito, se está cogiendo a una ventana, solo se caga en el pene. A Cheetito le cubren el pene de vidrio por intentar meter su pene en la boca de su familia, se tira pedos en plena conferencia sexual y tiene orgasmos en el maldito ojo, maldito hijo de puta pendejo. Maldito Cheetito, penes visuales porque lo hacen ver como un maricón homosexual, baila con una pluma bien gay, maldito Chitito insultó a su vecino y lo encerraron en una maldita cárcel por cachondo. Tiene demasiado sida crónico, tiene un tumor en el pene y es un pedazo de mierda, le jodieron en la puta cabeza, le vuelven loco los putos penes, estoy cocinando porno casero muy caliente hasta reventar. bola de culo Cheetito pendejo del planeta, tiene porno futanari yuri peludo y un montón de maricones que están jugando futbol sexual abusando de la pelota, joder, Cheetito, se está cogiendo a una ventana, solo se caga en el pene. A Cheetito le cubren el pene de vidrio por intentar meter su pene en la boca de su familia, se tira pedos en plena conferencia sexual y tiene orgasmos en el maldito ojo, maldito hijo de puta pendejo. Maldito Cheetito, penes visuales porque lo hacen ver como un maricón homosexual, baila con una pluma bien gay, maldito Chitito insultó a su vecino y lo encerraron en una maldita cárcel por cachondo. Tiene demasiado sida crónico, tiene un tumor en el pene y es un pedazo de mierda, le jodieron en la puta cabeza, le vuelven loco los putos penes, estoy cocinando porno casero muy caliente hasta reventar. bola de culo
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2023.10.29 01:03 Dry-Psychology-9939 Siempre fui el niño callado, viendo a las chicas recibir toda la atención. Una noche sueño con ser una de ellas y fue tan real. Sólo para despertarme en otra habitación y ver mi cara en el espejo. Me pongo tan caliente pensando en follarme a un nerd mientras me tomo fotos en mi nuevo cuerpo de puta
2023.10.24 13:36 Traditional-Bake-350 Ayuda, nose como calentar a mi novia. Y eso es deserperante
Tengo 23M y mi novia 22F, llevamos 1 año saliendo y la verdad es que en temas amorosos a sido muy lindo, pero en temas sexuales, ha sido muy dificil, ya que, ella nunca quiere, yo se, que esta constantemente estresada, y abrumada por temas de su vida privada que no voy a mencionar. El tema es que antes de yo empezara mi relacion, yo tenia una vida sexual muy activa, y la verdad es que nunca me considere feo, tampoco me considero henry cavill, pero tengo mi propio encanto. Mi novia a su vez, no tuvo una vida sexual muy activa( no es V) como la mia. El problema es que el otro dia, ella me escribio un mensaje en el que decia "por que te fuiste( haciendo alusion de que ya me habia ido para mi departameto), estoy super caliente, pero como te fuiste, ya fue, yo nunca me caliento, ya no se cuando pasara de nuevo" y yo quede mal, porque me dije a mi mismo "puta, soy fracaso entonces" . Que puedo hacer para calentarla, porque ella si logra calentarme a mi, siempre, pero yo no, y si, hemos hablado de las cosas que nos gustan que nos hagan, pero aun asi ella no se calienta, ¿sera que no le parezco atractivo? ¿Y aburrido tambien? ¿Que puedo hacer?
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2023.10.23 23:05 CatWithAComputerr La rata con thinner.
Hace un tiempo estuve rentando un depa junto con un primo, pero el vato estaba bien pinche loco sexual, seguido llegaba con lavacoches, inditos, morritos vendechicles, indigentes y hasta centroamericanos de las vías del tren. Mi primo, muy buen samaritano, les daba de tragar, los dejaba bañarse, o hasta les rolaba ropa o tenis; todo eso a cambio de cojer o mínimo dejarse mamar la riata.
Admito que al principio no me gustaba mucho la idea, y prefería encerrarme en mi cuarto oyendo música, fumarme un porro o lo que fuera, menos oler a los vagabundos. Pero mi primo iba trayendo weyes más cabrones, yonkis, dementes maltripeados y pues me pedía que lo cuidara por si se ponían agresivos, además que él se apendejaba bastante con los poppers jajaja. Acepté de mala gana, aunque le fui agarrando el gusto y el morbo de ver a cabrones de la calle cojerse sin condón a mi primo.
Una vez, estando yo en la cocina, llegó mi primo y me dio un tufo culerisimo pero cabrooon. Ya pensaba yo que se había traído un cadáver o algo así, cuando me asomo y trajo al pinche vagabundo mas pinche yonki llevado a la verga que se pueden imaginar. Todo mugroso, piojoso, con el pelo hecho rastas como de mugre y mierda, tembloroso con la mirada perdida, y con una chamarra dura de tanta suciedad.
Le dimos una maruchan al wey, y mientras tragaba le dije a mi primo "numaaa te pasas de cabron" y nomas me dice "jaja ya se". En eso el vato este se mete la mano a la chamarra y agarro mi fusca por si las moscas. Pero nel, el wey nomas saca una pinche ratota muerta toda tiesa, la empapa de tiner y se pone a inhalarla como estopa. Yo dije "numaaa que pex?!", y mi primo ya estaba bien caliente, como que le prendió esa chingadera y se aventó así a mamarle la verga, sin siquiera bañarlo.
El mugroso estaba ahí de patas abiertas inhalando su ratota, mientras mi primo le quitó el pantalón todo mugriento, y le sacó la verga. La neta la tenía enorme, quizá hasta estuviera rica sin todas esas capas de esmegma ni las ladillas que adornaban sus rastas púbicas. Mi primo se tragaba toda la riata y yo no sabia si excitarme o vomitar, así que opté por fumarme unos porritos.
Mi primo, todo caliente, se desnudó por completo y le ofreció el culo al malviviente, quien sin pensárselo se puso a mamarselo. El pasivote de mi primo estaba en pleno éxtasis, en un estado de trance al sentir su culo mimado por el hocico del indigente. No tardó mucho el vato en ensartarle su macanota, toda dura y sin condón, haciendo gemir y gritar a mi primo como puta en celo, todo entrado en los poppers.
Estaban en el mete y saca, cuando el wey saca su rata, le da un jalón profundo y toma que se la mete en el ano a mi primazo numaaa. Y dale que se lo sigue cojiendo más duro, empujandole la rata al recto. Una cojida cada vez más brutal, y luego de un rato ya el culo de mi primo escurriendo de mecos. El cabron este luego de sacar su riata ya aguada, se chinga lo último de la maruchan y me empieza a gritar. No se ni que vergas balbuceaba, y ya andaba yo bien mariguas, así que nomas le apunté con la fusca y lo mandé corriendito a chingar a su padre. El vato salió todo escamado que ni tiempo tuvo de ponerse los pantalones jajaja. Y pos yo me quedé ahí dormido.
Al rato me despierto con los gritos y quejidos de mi puto primo. Estaba chille y chille que le dolía el culo y las tripas, ni se acordaba de todo lo que le hizo su amante. Yo de buena onda lo ayude para llevarlo al baño, que acabara de cagar los mecos atorados y numaaa que le sale la pinche rata del culo, pero toda despedazada y llena de gusanos. Mi primo casi se desmaya del susto y me pidió que lo llevara a la clínica pa que le hicieran un lavado jajaja pero bien valiente que se sentía en su calentura jeje es neta.
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2023.10.19 15:52 Bubbly-Process-7463 mucho texto aunque esto es literatura pura
2023.10.19 04:14 Estacion-33 Nunca tomen el piso secreto del ascensor
Buenas noches tenemos otra historia espeluznante para ustedes esta noche, es una historia original en español y ambientada en madrid, cambiamos unas palabras para hacerla mas entendible a el publico latino
Les dejo el video aqui:
https://youtu.be/P8R_doHR3LU Y el Texto aqui
Todo ocurrió una cálida noche de verano, de ésas en las que, aunque la temperatura es agradable e invita a dar un largo paseo bajo la luz de las lamparas, da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para encerrarse en casa.
Eran, más o menos, las dos de la madrugada. Había pasado varias horas vagueando ante la computadora, así que decidí que era momento de estirar los músculos haciendo algo de ejercicio, bajando a la calle para tirar la basura y fumar un cigarro, por ejemplo.
Me puse unos tenis deportivos , me dirigí a la cocina, saqué la bolsa del bote de basuray le hice un par de nudos. Tras asegurarme de que no olvidaba llaves, encendedor ni tabaco, cerré la puerta del piso y me dirigí a las escaleras abajo. Habría podido elegir tomar el ascensor, pero, teniendo en cuenta que a esos cacharros les suele dar por pararse de golpe, habría sido un error quedarme encerrado dentro con la única compañía de una maloliente bolsa de basura.
Recorrí los pocos metros que separaban mi portal de los contenedores, disfrutando del ambiente de soledad que reinaba en mi calle, unido a la tenue iluminación y la invisible caricia procedente del asfalto caliente bajo mis pies. Tras meter la bolsa en uno de los botes, volví a mi portal y, antes de entrar, encendí un cigarrillo, disfrutando de cada calada, mientras oía en la distancia el sonido de ambulancias y coches acelerando: la banda sonora que suena de fondo cada noche en la gran ciudad que es Madrid.
Mientras daba buena cuenta de mi cigarro, eché un ojo al gran edificio de viviendas que esperaba mi regreso: Un bloque levantado a finales de los años sesenta, con paredes de ladrillo rojizo, seis alturas y una planta de garaje bajo sus cimientos, similar a los cientos de edificios que, en aquella época, el Ministerio de Vivienda construyó en toda España.
Junto al portal, aún se conservaba la placa que daba fe de ello.
Mis padres fueron los primeros dueños de la casa. Tras el paso de los años, su afán ahorrador les permitió hacerse con una cabaña en las afueras, por lo que yo, siendo hijo único, tuve la suerte de pasar a ser el dueño (y único habitante), de la vivienda.
Cuando acabé el cigarrillo, tiré la colilla al suelo y entré en el portal.
Por un momento, pensé en subir andando hasta el quinto piso, donde vivo, pero la flojera pudo más, así que llamé al ascensor. Cuando éste llegó a la planta baja, entré en el.
Una de las curiosidades que tenía aquel edificio era dicho ascensor. No todos los bloques de viviendas de la época contaban con uno, y se consideraba una mezcla de lujo y suerte el poder llegar a casa en uno de estos cuando se levantó el edificio. Esto hacía que la estructura fuese algo vieja: sus paredes, sus espejos y su cuadro de botones tenían más de cincuenta años. Lo que más me llamaba la atención de este último detalle era el correspondiente al garaje. Había un botón para cada piso, excepto para el sótano, en cuyo lugar había una cerradura. Todos los vecinos teníamos copia de la llave.
El motivo era, según los constructores, evitar que el cálido garaje se llenase de mendigos por las noches.
Miré aquella cerradura con curiosidad. Aquella vieja cerradura. Entonces, una idea se me pasó por la cabeza. En lugar de pulsar el botón del quinto piso, eché mano al manojo de llaves que había en mi bolsillo e introduje la llave correspondiente. Para acceder al sótano, había que girar la llave hacia la izquierda, pero, ¿qué ocurriría si la giraba hacia la derecha?
Hice la prueba. Nada. La cerradura hacía tope, como era de esperar. Estupido, volví a intentarlo, girando con más fuerza. Con mucha más fuerza.
En ese momento, de forma inesperada, la cerradura cedió, poniendo el ascensor en marcha. Sorprendido ante aquello, fijé los ojos en el indicador luminoso. Mientras el ascensor descendía, aquél paso de mostrar un 0 a mostrar un -1.
Pero, llegado a este piso, el ascensor no se detuvo.
Durante casi un minuto, el trasto continuó bajando, traqueteando y rugiendo como de costumbre. El indicador luminoso mostraba dos guiones intermitentes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y su puerta se abrió.
Ante mis ojos se extendía un largo y estrecho pasillo, apenas más ancho que el propio ascensor. La iluminación procedente del interior de éste no bastaba para iluminar aquel pasillo, que era engullido por una tenebrosa oscuridad, y no se apreciaban escaleras que llegasen allí desde un piso superior.
-¿Hola? Mi voz retumbó por las paredes y desapareció en el oscuro espacio.
A pesar de que la situación me imponía algo de respeto, la curiosidad ante el nuevo sótano recién descubierto pudo más. Decidido a investigar aquel lugar, encendí mi encendedor y abandoné la protectora luz del ascensor.
Me giré por un momento, y vi que, en aquella planta, no había botón para llamar al ascensor, sino una cerradura. confundido, continué avanzando hacia la oscuridad.
El ambiente era denso y húmedo, acompañado de una ligera fetidez. A unos veinte metros, el pasillo torcía hacia la derecha, desembocando en una galería a la que daban varias puertas, como en las cárceles que salen en las películas.
Algunas puertas estaban cerradas y otras abiertas, y el suelo estaba lleno de polvo, cristales rotos y otros objetos.
La mugre que invadía el lugar me disuadió de palpar la pared en busca de interruptores de luz, por lo que confié en la pequeña llama que portaba en mi mano. Al internarme en la galería, me agaché y acerqué mi encendedor al suelo para examinar con más detalle qué eran aquellos pequeños bultos que pisaba irremediablemente a cada paso. Descubrí jeringuillas, trozos de probetas, piezas de rompecabezas infantiles, muñecas… Aquello resultaba de lo más tétrico. Me incorporé nuevamente, disponiéndome a analizar las pequeñas dependencias que rodeaban la galería.
Uno de los detalles que percibí fue la falta de ventilación o iluminación exterior. Aunque era noche cerrada, no había rastro de salidas al exterior por las que se colase la luz de las lamparas, ni ninguna corriente de aire que hiciese vibrar a la llama de mi encendedor. Aquel era un lugar completamente cerrado, y a saber a cuántos metros bajo tierra me encontraba en aquel momento.
Recorrí varias de las salitas, y vi que todas tenían elementos en común: pequeños, anticuados y oxidados camastros, mesitas y sillas. Y material médico. El lugar estaba infestado de gasas, correas, pastillas desperdigadas por el suelo… Aquello parecía un hospital en miniatura. Un hospital antiguo y fantasmagórico, detenido en una época pasada, en el que la acumulación de polvo es el único indicador del paso del tiempo.
Aún me arrepiento de entrar en una de aquellas dependencias. La luz del encendedor mostraba, sobre el mugriento colchón, un bulto del tamaño de un ser humano, envuelto en ropa de hospital. Me acerqué sigilosamente, temiendo lo peor, y arrimé el encendedor al gran objeto.
El aumento de luz mostró una escena horripilante: rodeado de heces y manchas de orina, se mostraba ante mí un cadáver humano en posición fetal que me daba la espalda. El hedor era insoportable. Resisti el vomito mientras permanecía en cuclillas, ante aquella infernal escena.
De repente, el terror invadió mi cuerpo. Aquel cuerpo se giró de forma brusca y, lo que en principio había clasificado como “humano”, mostró ser algo diferente, indefinido e indescriptible.
El cuerpo de aquel ser estaba cubierto de llagas y heridas; en lugar manos y pies, sus extremidades se encontraban rematadas por extrañas deformidades y bultos recorrían su torso, dándole un aspecto monstruoso.
Pero lo peor era su rostro: sus ojos, grandes e inyectados en sangre, estaban protegidos por unos párpados abultados y sin pestañas. En lugar de pelo, su cabeza poseía infinidad de cicatrices y grapas que partían desde sus pobladas cejas y sienes y se perdían hacia su nuca. Sus orejas, irregulares y enormes, no mostraban pliegue alguno, dotando al ser de un aspecto simiesco. Tampoco poseía nariz, y de sus orificios nasales surgían dos hilos de sangre reseca. Rematando aquel cuadro tan desagradable, se encontraba su “boca”: un orificio de comisuras agrietadas, sin labios, de cuyo interior carente de dientes y lengua, provenía el peor olor a podrido que he percibido en mi vida.
Sus ojos se fijaron en los míos, y de su garganta surgió un bramido gutural, ronco y a la vez potente.
Grité. Grité con todas mis fuerzas y mi voz se entremezcló con la del monstruo. Teniendo en cuenta la postura en la que me encontraba, caí de espaldas sobre el mugriento suelo, y el encendedor se escapó de mi mano, dejando el lugar en la más absoluta oscuridad.
Mientras palpaba el suelo en busca del encendedor , oí cómo crujían los resortes del colchón y, antes de que pudiese reaccionar, aquel despojo se me echó encima, lanzando una vez más su aterrador alarido. Sentí su aliento contra mi rostro, mientras su apestosa saliva caía sobre mi frente, y un escalofrío me recorría de arriba abajo. Olvide el querer obtener mi encendedor y pataleé con todas mis fuerzas, tratando de zafarme del horripilante ser.
Me arrastré unos metros hacia atrás, me levanté y salí de la estancia, a oscuras, tratando de recordar la forma del piso, temiendo tropezar o golpearme con alguna de las paredes. Mientras huía en dirección al ascensor, pude oír cómo aquello se arrastraba entre los cristales rotos del suelo, siguiendo mis pasos.
Llegué al pasillo y sentí que volvía a la vida cuando me invadió la luz encendida del ascensor abierto. Entré, pulsé el botón del quinto piso y, lleno de impaciencia y pavor, esperé a que la puerta se cerrase y el ascensor se pusiese en marcha.
Sin embargo, el aparato no obedecía mis órdenes. Aunque el botón del quinto piso estaba encendido, la puerta no se cerraba. Y el crujir de cristales se oía cada vez más cerca. Me di media vuelta. Ante mí, el pasillo se extendía una vez más, engullendo la luz del ascensor. Sin embargo, ahora no sentía curiosidad ante aquella escena. Sentía verdadero horror. Quería huir de allí. Y el ascensor no se movía. De repente, se hizo el silencio.
Estaba tan aterrorizado que todos mis músculos se paralizaron. En ese momento, el ser surgió del pasillo oscuro, arrastrándose con una velocidad insólita. Venía hacia mí, mientras gruñía, jadeaba y chillaba como ninguna criatura conocida. Apreté repetidamente el botón del quinto piso, con pulso tembloroso, mientras el miedo me hacía llorar y la criatura se aproximaba rápidamente. Cuando estaba a punto de entrar en el ascensor, le tire una patada, lo que le hizo retroceder atemorizado, sin que apartase la vista de mis ojos en ningún momento.
En ese instante, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir.
Fijé la vista en el indicador luminoso: los dos guiones parpadeantes dieron paso a un -1, luego a un 0, un 1, y asi sucesivamente. Algo más calmado, me miré en el espejo y fui consciente de mi aspecto. Mi rostro estaba cubierto de una mezcla de baba y mucosa sangrienta, mezclada con mis propias lágrimas. Cuando quise pasar costado de la mano por mi frente, descubrí que mis ensangrentadas palmas estaban llenas de cristales rotos, y comencé a sentir su dolor; minutos antes, en aquel segundo sótano, el miedo no me había permitido ser consciente de cómo se habían clavado en mi piel.
Llegué a casa y entré corriendo al baño. Los recientes recuerdos de todo lo que había ocurrido allí abajo se agolparon en mi mente, y no pude evitar arrodillarme ante el escusado y vomitar la cena. Me di un baño más largo de lo habitual, aún invadido por el asco, curé las heridas de mis manos, y esperé a que llegase el día, incapaz de dormir.
A la mañana siguiente, cuando la luz del día se llevó todos mis miedos, llamé a un amigo que vivía en uno de los edificios cercanos.
Dicho edificio era similar al mío: construido en la misma época, con la misma planta, y con un ascensor exactamente similar. Tras contarle la historia y soportar sus burlas, me aseguró que haría la prueba en su ascensor, y que me llamaría para contarme qué había ocurrido en su caso.
Esperé su llamada ansiosoy, a los pocos minutos, sonó el teléfono. Era él, y su voz sonaba entrecortada y temblorosa. Bajo su casa también había un segundo sótano, húmedo y maloliente. Sin embargo, él no se había atrevido a adentrarse, y no tenía intención de hacerlo.
“No pienso volver a tomar ese ascensor en mi puta vida.” Eso fue lo que me dijo.
Y la verdad es que su opinión coincidía completamente con la mia.
A pesar de nuestros temores, nos decidimos a investigar sobre el asunto. Así, dimos con el que fue por aquel entonces presidente de la constructora encargada de levantar los edificios; hoy en día un anciano con un pie en el cementerio. Tras varias reticencias, nos explicó el por qué de aquellos sótanos secretos: en 1966, la recién inaugurada central nuclear de Zorita, en Guadalajara, había sufrido una grave fuga en uno de sus reactores, provocando una nube radiactiva que se extendió por los pueblos de los alrededores.
El régimen fresquista no podía permitir que la opinión pública tuviese noticia de un fallo en su primera instalación nuclear, por lo que contactó con las parejas jóvenes del lugar, ofreciéndoles trasladarse a Madrid, a los edificios en los que mi amigo y yo vivíamos, pues a pocos metros se encontraba un hospital que podría seguir la evolución de dichas parejas y los hijos que pudiesen tener en el futuro. Para disimular aún más la situación, vendieron algunas de las viviendas a gente corriente que no tenía nada que ver con el incidente (como mis padres, o los padres de mi amigo, por ejemplo).
Sin embargo, la intención del régimen era muy distinta: conocedores de las secuelas que la nube radiactiva tendría en esta gente, vigilaron cada nuevo embarazo que se produjo entre ellos, supervisando su evolución y haciendo “desaparecer” a todos aquellos recién nacidos que sufriesen graves malformaciones.
Aprovechaban la tranquilidad de la noche, para, haciéndose pasar por encargados de mudanzas, llevar a los bebés a su nuevo “hogar”. Aquellos sótanos, por otra parte, eran el lugar perfecto para realizar investigaciones sobre los niños, pues nadie sabía de su existencia.
El propio mecanismo de los ascensores se había mantenido en secreto, recayendo la tarea de llevar a cabo revisiones y reparaciones entre técnicos elegidos por el propio régimen; y una trampilla que sólo se abría cuando el ascensor sobrepasaba el garaje, ocultaba el segundo sótano a quien hubiese podido asomarse al hueco.
Sin embargo, tras la muerte del dictador Francisco Franco, se canceló aquel proyecto.
Tratando de arrojar tierra sobre el asunto, los sujetos en experimentación fueron sacrificados, y toda documentación relativa al proyecto fue destruida. Casi todos los cabos quedaron atados.
-¿Cómo que casi todos los cabos? Preguntamos mi amigo y yo a aquel hombre.
-Sí -dijo él-. Resulta que, una vez, aprovechando el revuelo de los últimos días, mientras todo el mundo corría arriba y abajo tratando de hacer desaparecer pruebas y evidencias, uno de los niños desapareció sin dejar rastro, y nadie más volvió a saber de él.
Mi amigo y yo nos miramos, aterrados. Nos despedimos del viejo y volvimos a nuestras casas.
Y desde entonces, no he vuelto a subirme a un ascensor. Y, por si a alguien le interesa, vendo mi casa. Es un quinto piso, muy luminoso. Y, además, tiene ascensor y garaje.
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2023.10.19 04:13 Estacion-33 Nunca tomen el piso secreto del ascensor
Buenas noches tenemos otra historia espeluznante para ustedes esta noche, es una historia original en español y ambientada en madrid, cambiamos unas palabras para hacerla mas entendible a el publico latino
Les dejo el video aqui:
https://youtu.be/P8R_doHR3LU Y el Texto aqui
Todo ocurrió una cálida noche de verano, de ésas en las que, aunque la temperatura es agradable e invita a dar un largo paseo bajo la luz de las lamparas, da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para encerrarse en casa.
Eran, más o menos, las dos de la madrugada. Había pasado varias horas vagueando ante la computadora, así que decidí que era momento de estirar los músculos haciendo algo de ejercicio, bajando a la calle para tirar la basura y fumar un cigarro, por ejemplo.
Me puse unos tenis deportivos , me dirigí a la cocina, saqué la bolsa del bote de basuray le hice un par de nudos. Tras asegurarme de que no olvidaba llaves, encendedor ni tabaco, cerré la puerta del piso y me dirigí a las escaleras abajo. Habría podido elegir tomar el ascensor, pero, teniendo en cuenta que a esos cacharros les suele dar por pararse de golpe, habría sido un error quedarme encerrado dentro con la única compañía de una maloliente bolsa de basura.
Recorrí los pocos metros que separaban mi portal de los contenedores, disfrutando del ambiente de soledad que reinaba en mi calle, unido a la tenue iluminación y la invisible caricia procedente del asfalto caliente bajo mis pies. Tras meter la bolsa en uno de los botes, volví a mi portal y, antes de entrar, encendí un cigarrillo, disfrutando de cada calada, mientras oía en la distancia el sonido de ambulancias y coches acelerando: la banda sonora que suena de fondo cada noche en la gran ciudad que es Madrid.
Mientras daba buena cuenta de mi cigarro, eché un ojo al gran edificio de viviendas que esperaba mi regreso: Un bloque levantado a finales de los años sesenta, con paredes de ladrillo rojizo, seis alturas y una planta de garaje bajo sus cimientos, similar a los cientos de edificios que, en aquella época, el Ministerio de Vivienda construyó en toda España.
Junto al portal, aún se conservaba la placa que daba fe de ello.
Mis padres fueron los primeros dueños de la casa. Tras el paso de los años, su afán ahorrador les permitió hacerse con una cabaña en las afueras, por lo que yo, siendo hijo único, tuve la suerte de pasar a ser el dueño (y único habitante), de la vivienda.
Cuando acabé el cigarrillo, tiré la colilla al suelo y entré en el portal.
Por un momento, pensé en subir andando hasta el quinto piso, donde vivo, pero la flojera pudo más, así que llamé al ascensor. Cuando éste llegó a la planta baja, entré en el.
Una de las curiosidades que tenía aquel edificio era dicho ascensor. No todos los bloques de viviendas de la época contaban con uno, y se consideraba una mezcla de lujo y suerte el poder llegar a casa en uno de estos cuando se levantó el edificio. Esto hacía que la estructura fuese algo vieja: sus paredes, sus espejos y su cuadro de botones tenían más de cincuenta años. Lo que más me llamaba la atención de este último detalle era el correspondiente al garaje. Había un botón para cada piso, excepto para el sótano, en cuyo lugar había una cerradura. Todos los vecinos teníamos copia de la llave.
El motivo era, según los constructores, evitar que el cálido garaje se llenase de mendigos por las noches.
Miré aquella cerradura con curiosidad. Aquella vieja cerradura. Entonces, una idea se me pasó por la cabeza. En lugar de pulsar el botón del quinto piso, eché mano al manojo de llaves que había en mi bolsillo e introduje la llave correspondiente. Para acceder al sótano, había que girar la llave hacia la izquierda, pero, ¿qué ocurriría si la giraba hacia la derecha?
Hice la prueba. Nada. La cerradura hacía tope, como era de esperar. Estupido, volví a intentarlo, girando con más fuerza. Con mucha más fuerza.
En ese momento, de forma inesperada, la cerradura cedió, poniendo el ascensor en marcha. Sorprendido ante aquello, fijé los ojos en el indicador luminoso. Mientras el ascensor descendía, aquél paso de mostrar un 0 a mostrar un -1.
Pero, llegado a este piso, el ascensor no se detuvo.
Durante casi un minuto, el trasto continuó bajando, traqueteando y rugiendo como de costumbre. El indicador luminoso mostraba dos guiones intermitentes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y su puerta se abrió.
Ante mis ojos se extendía un largo y estrecho pasillo, apenas más ancho que el propio ascensor. La iluminación procedente del interior de éste no bastaba para iluminar aquel pasillo, que era engullido por una tenebrosa oscuridad, y no se apreciaban escaleras que llegasen allí desde un piso superior.
-¿Hola? Mi voz retumbó por las paredes y desapareció en el oscuro espacio.
A pesar de que la situación me imponía algo de respeto, la curiosidad ante el nuevo sótano recién descubierto pudo más. Decidido a investigar aquel lugar, encendí mi encendedor y abandoné la protectora luz del ascensor.
Me giré por un momento, y vi que, en aquella planta, no había botón para llamar al ascensor, sino una cerradura. confundido, continué avanzando hacia la oscuridad.
El ambiente era denso y húmedo, acompañado de una ligera fetidez. A unos veinte metros, el pasillo torcía hacia la derecha, desembocando en una galería a la que daban varias puertas, como en las cárceles que salen en las películas.
Algunas puertas estaban cerradas y otras abiertas, y el suelo estaba lleno de polvo, cristales rotos y otros objetos.
La mugre que invadía el lugar me disuadió de palpar la pared en busca de interruptores de luz, por lo que confié en la pequeña llama que portaba en mi mano. Al internarme en la galería, me agaché y acerqué mi encendedor al suelo para examinar con más detalle qué eran aquellos pequeños bultos que pisaba irremediablemente a cada paso. Descubrí jeringuillas, trozos de probetas, piezas de rompecabezas infantiles, muñecas… Aquello resultaba de lo más tétrico. Me incorporé nuevamente, disponiéndome a analizar las pequeñas dependencias que rodeaban la galería.
Uno de los detalles que percibí fue la falta de ventilación o iluminación exterior. Aunque era noche cerrada, no había rastro de salidas al exterior por las que se colase la luz de las lamparas, ni ninguna corriente de aire que hiciese vibrar a la llama de mi encendedor. Aquel era un lugar completamente cerrado, y a saber a cuántos metros bajo tierra me encontraba en aquel momento.
Recorrí varias de las salitas, y vi que todas tenían elementos en común: pequeños, anticuados y oxidados camastros, mesitas y sillas. Y material médico. El lugar estaba infestado de gasas, correas, pastillas desperdigadas por el suelo… Aquello parecía un hospital en miniatura. Un hospital antiguo y fantasmagórico, detenido en una época pasada, en el que la acumulación de polvo es el único indicador del paso del tiempo.
Aún me arrepiento de entrar en una de aquellas dependencias. La luz del encendedor mostraba, sobre el mugriento colchón, un bulto del tamaño de un ser humano, envuelto en ropa de hospital. Me acerqué sigilosamente, temiendo lo peor, y arrimé el encendedor al gran objeto.
El aumento de luz mostró una escena horripilante: rodeado de heces y manchas de orina, se mostraba ante mí un cadáver humano en posición fetal que me daba la espalda. El hedor era insoportable. Resisti el vomito mientras permanecía en cuclillas, ante aquella infernal escena.
De repente, el terror invadió mi cuerpo. Aquel cuerpo se giró de forma brusca y, lo que en principio había clasificado como “humano”, mostró ser algo diferente, indefinido e indescriptible.
El cuerpo de aquel ser estaba cubierto de llagas y heridas; en lugar manos y pies, sus extremidades se encontraban rematadas por extrañas deformidades y bultos recorrían su torso, dándole un aspecto monstruoso.
Pero lo peor era su rostro: sus ojos, grandes e inyectados en sangre, estaban protegidos por unos párpados abultados y sin pestañas. En lugar de pelo, su cabeza poseía infinidad de cicatrices y grapas que partían desde sus pobladas cejas y sienes y se perdían hacia su nuca. Sus orejas, irregulares y enormes, no mostraban pliegue alguno, dotando al ser de un aspecto simiesco. Tampoco poseía nariz, y de sus orificios nasales surgían dos hilos de sangre reseca. Rematando aquel cuadro tan desagradable, se encontraba su “boca”: un orificio de comisuras agrietadas, sin labios, de cuyo interior carente de dientes y lengua, provenía el peor olor a podrido que he percibido en mi vida.
Sus ojos se fijaron en los míos, y de su garganta surgió un bramido gutural, ronco y a la vez potente.
Grité. Grité con todas mis fuerzas y mi voz se entremezcló con la del monstruo. Teniendo en cuenta la postura en la que me encontraba, caí de espaldas sobre el mugriento suelo, y el encendedor se escapó de mi mano, dejando el lugar en la más absoluta oscuridad.
Mientras palpaba el suelo en busca del encendedor , oí cómo crujían los resortes del colchón y, antes de que pudiese reaccionar, aquel despojo se me echó encima, lanzando una vez más su aterrador alarido. Sentí su aliento contra mi rostro, mientras su apestosa saliva caía sobre mi frente, y un escalofrío me recorría de arriba abajo. Olvide el querer obtener mi encendedor y pataleé con todas mis fuerzas, tratando de zafarme del horripilante ser.
Me arrastré unos metros hacia atrás, me levanté y salí de la estancia, a oscuras, tratando de recordar la forma del piso, temiendo tropezar o golpearme con alguna de las paredes. Mientras huía en dirección al ascensor, pude oír cómo aquello se arrastraba entre los cristales rotos del suelo, siguiendo mis pasos.
Llegué al pasillo y sentí que volvía a la vida cuando me invadió la luz encendida del ascensor abierto. Entré, pulsé el botón del quinto piso y, lleno de impaciencia y pavor, esperé a que la puerta se cerrase y el ascensor se pusiese en marcha.
Sin embargo, el aparato no obedecía mis órdenes. Aunque el botón del quinto piso estaba encendido, la puerta no se cerraba. Y el crujir de cristales se oía cada vez más cerca. Me di media vuelta. Ante mí, el pasillo se extendía una vez más, engullendo la luz del ascensor. Sin embargo, ahora no sentía curiosidad ante aquella escena. Sentía verdadero horror. Quería huir de allí. Y el ascensor no se movía. De repente, se hizo el silencio.
Estaba tan aterrorizado que todos mis músculos se paralizaron. En ese momento, el ser surgió del pasillo oscuro, arrastrándose con una velocidad insólita. Venía hacia mí, mientras gruñía, jadeaba y chillaba como ninguna criatura conocida. Apreté repetidamente el botón del quinto piso, con pulso tembloroso, mientras el miedo me hacía llorar y la criatura se aproximaba rápidamente. Cuando estaba a punto de entrar en el ascensor, le tire una patada, lo que le hizo retroceder atemorizado, sin que apartase la vista de mis ojos en ningún momento.
En ese instante, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir.
Fijé la vista en el indicador luminoso: los dos guiones parpadeantes dieron paso a un -1, luego a un 0, un 1, y asi sucesivamente. Algo más calmado, me miré en el espejo y fui consciente de mi aspecto. Mi rostro estaba cubierto de una mezcla de baba y mucosa sangrienta, mezclada con mis propias lágrimas. Cuando quise pasar costado de la mano por mi frente, descubrí que mis ensangrentadas palmas estaban llenas de cristales rotos, y comencé a sentir su dolor; minutos antes, en aquel segundo sótano, el miedo no me había permitido ser consciente de cómo se habían clavado en mi piel.
Llegué a casa y entré corriendo al baño. Los recientes recuerdos de todo lo que había ocurrido allí abajo se agolparon en mi mente, y no pude evitar arrodillarme ante el escusado y vomitar la cena. Me di un baño más largo de lo habitual, aún invadido por el asco, curé las heridas de mis manos, y esperé a que llegase el día, incapaz de dormir.
A la mañana siguiente, cuando la luz del día se llevó todos mis miedos, llamé a un amigo que vivía en uno de los edificios cercanos.
Dicho edificio era similar al mío: construido en la misma época, con la misma planta, y con un ascensor exactamente similar. Tras contarle la historia y soportar sus burlas, me aseguró que haría la prueba en su ascensor, y que me llamaría para contarme qué había ocurrido en su caso.
Esperé su llamada ansiosoy, a los pocos minutos, sonó el teléfono. Era él, y su voz sonaba entrecortada y temblorosa. Bajo su casa también había un segundo sótano, húmedo y maloliente. Sin embargo, él no se había atrevido a adentrarse, y no tenía intención de hacerlo.
“No pienso volver a tomar ese ascensor en mi puta vida.” Eso fue lo que me dijo.
Y la verdad es que su opinión coincidía completamente con la mia.
A pesar de nuestros temores, nos decidimos a investigar sobre el asunto. Así, dimos con el que fue por aquel entonces presidente de la constructora encargada de levantar los edificios; hoy en día un anciano con un pie en el cementerio. Tras varias reticencias, nos explicó el por qué de aquellos sótanos secretos: en 1966, la recién inaugurada central nuclear de Zorita, en Guadalajara, había sufrido una grave fuga en uno de sus reactores, provocando una nube radiactiva que se extendió por los pueblos de los alrededores.
El régimen fresquista no podía permitir que la opinión pública tuviese noticia de un fallo en su primera instalación nuclear, por lo que contactó con las parejas jóvenes del lugar, ofreciéndoles trasladarse a Madrid, a los edificios en los que mi amigo y yo vivíamos, pues a pocos metros se encontraba un hospital que podría seguir la evolución de dichas parejas y los hijos que pudiesen tener en el futuro. Para disimular aún más la situación, vendieron algunas de las viviendas a gente corriente que no tenía nada que ver con el incidente (como mis padres, o los padres de mi amigo, por ejemplo).
Sin embargo, la intención del régimen era muy distinta: conocedores de las secuelas que la nube radiactiva tendría en esta gente, vigilaron cada nuevo embarazo que se produjo entre ellos, supervisando su evolución y haciendo “desaparecer” a todos aquellos recién nacidos que sufriesen graves malformaciones.
Aprovechaban la tranquilidad de la noche, para, haciéndose pasar por encargados de mudanzas, llevar a los bebés a su nuevo “hogar”. Aquellos sótanos, por otra parte, eran el lugar perfecto para realizar investigaciones sobre los niños, pues nadie sabía de su existencia.
El propio mecanismo de los ascensores se había mantenido en secreto, recayendo la tarea de llevar a cabo revisiones y reparaciones entre técnicos elegidos por el propio régimen; y una trampilla que sólo se abría cuando el ascensor sobrepasaba el garaje, ocultaba el segundo sótano a quien hubiese podido asomarse al hueco.
Sin embargo, tras la muerte del dictador Francisco Franco, se canceló aquel proyecto.
Tratando de arrojar tierra sobre el asunto, los sujetos en experimentación fueron sacrificados, y toda documentación relativa al proyecto fue destruida. Casi todos los cabos quedaron atados.
-¿Cómo que casi todos los cabos? Preguntamos mi amigo y yo a aquel hombre.
-Sí -dijo él-. Resulta que, una vez, aprovechando el revuelo de los últimos días, mientras todo el mundo corría arriba y abajo tratando de hacer desaparecer pruebas y evidencias, uno de los niños desapareció sin dejar rastro, y nadie más volvió a saber de él.
Mi amigo y yo nos miramos, aterrados. Nos despedimos del viejo y volvimos a nuestras casas.
Y desde entonces, no he vuelto a subirme a un ascensor. Y, por si a alguien le interesa, vendo mi casa. Es un quinto piso, muy luminoso. Y, además, tiene ascensor y garaje.
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2023.10.19 04:13 Estacion-33 Nunca tomen el piso secreto del ascensor
Buenas noches tenemos otra historia espeluznante para ustedes esta noche, es una historia original en español y ambientada en madrid, cambiamos unas palabras para hacerla mas entendible a el publico latino
Les dejo el video aqui:
https://youtu.be/P8R_doHR3LU Y el Texto aqui
Todo ocurrió una cálida noche de verano, de ésas en las que, aunque la temperatura es agradable e invita a dar un largo paseo bajo la luz de las lamparas, da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para encerrarse en casa.
Eran, más o menos, las dos de la madrugada. Había pasado varias horas vagueando ante la computadora, así que decidí que era momento de estirar los músculos haciendo algo de ejercicio, bajando a la calle para tirar la basura y fumar un cigarro, por ejemplo.
Me puse unos tenis deportivos , me dirigí a la cocina, saqué la bolsa del bote de basuray le hice un par de nudos. Tras asegurarme de que no olvidaba llaves, encendedor ni tabaco, cerré la puerta del piso y me dirigí a las escaleras abajo. Habría podido elegir tomar el ascensor, pero, teniendo en cuenta que a esos cacharros les suele dar por pararse de golpe, habría sido un error quedarme encerrado dentro con la única compañía de una maloliente bolsa de basura.
Recorrí los pocos metros que separaban mi portal de los contenedores, disfrutando del ambiente de soledad que reinaba en mi calle, unido a la tenue iluminación y la invisible caricia procedente del asfalto caliente bajo mis pies. Tras meter la bolsa en uno de los botes, volví a mi portal y, antes de entrar, encendí un cigarrillo, disfrutando de cada calada, mientras oía en la distancia el sonido de ambulancias y coches acelerando: la banda sonora que suena de fondo cada noche en la gran ciudad que es Madrid.
Mientras daba buena cuenta de mi cigarro, eché un ojo al gran edificio de viviendas que esperaba mi regreso: Un bloque levantado a finales de los años sesenta, con paredes de ladrillo rojizo, seis alturas y una planta de garaje bajo sus cimientos, similar a los cientos de edificios que, en aquella época, el Ministerio de Vivienda construyó en toda España.
Junto al portal, aún se conservaba la placa que daba fe de ello.
Mis padres fueron los primeros dueños de la casa. Tras el paso de los años, su afán ahorrador les permitió hacerse con una cabaña en las afueras, por lo que yo, siendo hijo único, tuve la suerte de pasar a ser el dueño (y único habitante), de la vivienda.
Cuando acabé el cigarrillo, tiré la colilla al suelo y entré en el portal.
Por un momento, pensé en subir andando hasta el quinto piso, donde vivo, pero la flojera pudo más, así que llamé al ascensor. Cuando éste llegó a la planta baja, entré en el.
Una de las curiosidades que tenía aquel edificio era dicho ascensor. No todos los bloques de viviendas de la época contaban con uno, y se consideraba una mezcla de lujo y suerte el poder llegar a casa en uno de estos cuando se levantó el edificio. Esto hacía que la estructura fuese algo vieja: sus paredes, sus espejos y su cuadro de botones tenían más de cincuenta años. Lo que más me llamaba la atención de este último detalle era el correspondiente al garaje. Había un botón para cada piso, excepto para el sótano, en cuyo lugar había una cerradura. Todos los vecinos teníamos copia de la llave.
El motivo era, según los constructores, evitar que el cálido garaje se llenase de mendigos por las noches.
Miré aquella cerradura con curiosidad. Aquella vieja cerradura. Entonces, una idea se me pasó por la cabeza. En lugar de pulsar el botón del quinto piso, eché mano al manojo de llaves que había en mi bolsillo e introduje la llave correspondiente. Para acceder al sótano, había que girar la llave hacia la izquierda, pero, ¿qué ocurriría si la giraba hacia la derecha?
Hice la prueba. Nada. La cerradura hacía tope, como era de esperar. Estupido, volví a intentarlo, girando con más fuerza. Con mucha más fuerza.
En ese momento, de forma inesperada, la cerradura cedió, poniendo el ascensor en marcha. Sorprendido ante aquello, fijé los ojos en el indicador luminoso. Mientras el ascensor descendía, aquél paso de mostrar un 0 a mostrar un -1.
Pero, llegado a este piso, el ascensor no se detuvo.
Durante casi un minuto, el trasto continuó bajando, traqueteando y rugiendo como de costumbre. El indicador luminoso mostraba dos guiones intermitentes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y su puerta se abrió.
Ante mis ojos se extendía un largo y estrecho pasillo, apenas más ancho que el propio ascensor. La iluminación procedente del interior de éste no bastaba para iluminar aquel pasillo, que era engullido por una tenebrosa oscuridad, y no se apreciaban escaleras que llegasen allí desde un piso superior.
-¿Hola? Mi voz retumbó por las paredes y desapareció en el oscuro espacio.
A pesar de que la situación me imponía algo de respeto, la curiosidad ante el nuevo sótano recién descubierto pudo más. Decidido a investigar aquel lugar, encendí mi encendedor y abandoné la protectora luz del ascensor.
Me giré por un momento, y vi que, en aquella planta, no había botón para llamar al ascensor, sino una cerradura. confundido, continué avanzando hacia la oscuridad.
El ambiente era denso y húmedo, acompañado de una ligera fetidez. A unos veinte metros, el pasillo torcía hacia la derecha, desembocando en una galería a la que daban varias puertas, como en las cárceles que salen en las películas.
Algunas puertas estaban cerradas y otras abiertas, y el suelo estaba lleno de polvo, cristales rotos y otros objetos.
La mugre que invadía el lugar me disuadió de palpar la pared en busca de interruptores de luz, por lo que confié en la pequeña llama que portaba en mi mano. Al internarme en la galería, me agaché y acerqué mi encendedor al suelo para examinar con más detalle qué eran aquellos pequeños bultos que pisaba irremediablemente a cada paso. Descubrí jeringuillas, trozos de probetas, piezas de rompecabezas infantiles, muñecas… Aquello resultaba de lo más tétrico. Me incorporé nuevamente, disponiéndome a analizar las pequeñas dependencias que rodeaban la galería.
Uno de los detalles que percibí fue la falta de ventilación o iluminación exterior. Aunque era noche cerrada, no había rastro de salidas al exterior por las que se colase la luz de las lamparas, ni ninguna corriente de aire que hiciese vibrar a la llama de mi encendedor. Aquel era un lugar completamente cerrado, y a saber a cuántos metros bajo tierra me encontraba en aquel momento.
Recorrí varias de las salitas, y vi que todas tenían elementos en común: pequeños, anticuados y oxidados camastros, mesitas y sillas. Y material médico. El lugar estaba infestado de gasas, correas, pastillas desperdigadas por el suelo… Aquello parecía un hospital en miniatura. Un hospital antiguo y fantasmagórico, detenido en una época pasada, en el que la acumulación de polvo es el único indicador del paso del tiempo.
Aún me arrepiento de entrar en una de aquellas dependencias. La luz del encendedor mostraba, sobre el mugriento colchón, un bulto del tamaño de un ser humano, envuelto en ropa de hospital. Me acerqué sigilosamente, temiendo lo peor, y arrimé el encendedor al gran objeto.
El aumento de luz mostró una escena horripilante: rodeado de heces y manchas de orina, se mostraba ante mí un cadáver humano en posición fetal que me daba la espalda. El hedor era insoportable. Resisti el vomito mientras permanecía en cuclillas, ante aquella infernal escena.
De repente, el terror invadió mi cuerpo. Aquel cuerpo se giró de forma brusca y, lo que en principio había clasificado como “humano”, mostró ser algo diferente, indefinido e indescriptible.
El cuerpo de aquel ser estaba cubierto de llagas y heridas; en lugar manos y pies, sus extremidades se encontraban rematadas por extrañas deformidades y bultos recorrían su torso, dándole un aspecto monstruoso.
Pero lo peor era su rostro: sus ojos, grandes e inyectados en sangre, estaban protegidos por unos párpados abultados y sin pestañas. En lugar de pelo, su cabeza poseía infinidad de cicatrices y grapas que partían desde sus pobladas cejas y sienes y se perdían hacia su nuca. Sus orejas, irregulares y enormes, no mostraban pliegue alguno, dotando al ser de un aspecto simiesco. Tampoco poseía nariz, y de sus orificios nasales surgían dos hilos de sangre reseca. Rematando aquel cuadro tan desagradable, se encontraba su “boca”: un orificio de comisuras agrietadas, sin labios, de cuyo interior carente de dientes y lengua, provenía el peor olor a podrido que he percibido en mi vida.
Sus ojos se fijaron en los míos, y de su garganta surgió un bramido gutural, ronco y a la vez potente.
Grité. Grité con todas mis fuerzas y mi voz se entremezcló con la del monstruo. Teniendo en cuenta la postura en la que me encontraba, caí de espaldas sobre el mugriento suelo, y el encendedor se escapó de mi mano, dejando el lugar en la más absoluta oscuridad.
Mientras palpaba el suelo en busca del encendedor , oí cómo crujían los resortes del colchón y, antes de que pudiese reaccionar, aquel despojo se me echó encima, lanzando una vez más su aterrador alarido. Sentí su aliento contra mi rostro, mientras su apestosa saliva caía sobre mi frente, y un escalofrío me recorría de arriba abajo. Olvide el querer obtener mi encendedor y pataleé con todas mis fuerzas, tratando de zafarme del horripilante ser.
Me arrastré unos metros hacia atrás, me levanté y salí de la estancia, a oscuras, tratando de recordar la forma del piso, temiendo tropezar o golpearme con alguna de las paredes. Mientras huía en dirección al ascensor, pude oír cómo aquello se arrastraba entre los cristales rotos del suelo, siguiendo mis pasos.
Llegué al pasillo y sentí que volvía a la vida cuando me invadió la luz encendida del ascensor abierto. Entré, pulsé el botón del quinto piso y, lleno de impaciencia y pavor, esperé a que la puerta se cerrase y el ascensor se pusiese en marcha.
Sin embargo, el aparato no obedecía mis órdenes. Aunque el botón del quinto piso estaba encendido, la puerta no se cerraba. Y el crujir de cristales se oía cada vez más cerca. Me di media vuelta. Ante mí, el pasillo se extendía una vez más, engullendo la luz del ascensor. Sin embargo, ahora no sentía curiosidad ante aquella escena. Sentía verdadero horror. Quería huir de allí. Y el ascensor no se movía. De repente, se hizo el silencio.
Estaba tan aterrorizado que todos mis músculos se paralizaron. En ese momento, el ser surgió del pasillo oscuro, arrastrándose con una velocidad insólita. Venía hacia mí, mientras gruñía, jadeaba y chillaba como ninguna criatura conocida. Apreté repetidamente el botón del quinto piso, con pulso tembloroso, mientras el miedo me hacía llorar y la criatura se aproximaba rápidamente. Cuando estaba a punto de entrar en el ascensor, le tire una patada, lo que le hizo retroceder atemorizado, sin que apartase la vista de mis ojos en ningún momento.
En ese instante, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir.
Fijé la vista en el indicador luminoso: los dos guiones parpadeantes dieron paso a un -1, luego a un 0, un 1, y asi sucesivamente. Algo más calmado, me miré en el espejo y fui consciente de mi aspecto. Mi rostro estaba cubierto de una mezcla de baba y mucosa sangrienta, mezclada con mis propias lágrimas. Cuando quise pasar costado de la mano por mi frente, descubrí que mis ensangrentadas palmas estaban llenas de cristales rotos, y comencé a sentir su dolor; minutos antes, en aquel segundo sótano, el miedo no me había permitido ser consciente de cómo se habían clavado en mi piel.
Llegué a casa y entré corriendo al baño. Los recientes recuerdos de todo lo que había ocurrido allí abajo se agolparon en mi mente, y no pude evitar arrodillarme ante el escusado y vomitar la cena. Me di un baño más largo de lo habitual, aún invadido por el asco, curé las heridas de mis manos, y esperé a que llegase el día, incapaz de dormir.
A la mañana siguiente, cuando la luz del día se llevó todos mis miedos, llamé a un amigo que vivía en uno de los edificios cercanos.
Dicho edificio era similar al mío: construido en la misma época, con la misma planta, y con un ascensor exactamente similar. Tras contarle la historia y soportar sus burlas, me aseguró que haría la prueba en su ascensor, y que me llamaría para contarme qué había ocurrido en su caso.
Esperé su llamada ansiosoy, a los pocos minutos, sonó el teléfono. Era él, y su voz sonaba entrecortada y temblorosa. Bajo su casa también había un segundo sótano, húmedo y maloliente. Sin embargo, él no se había atrevido a adentrarse, y no tenía intención de hacerlo.
“No pienso volver a tomar ese ascensor en mi puta vida.” Eso fue lo que me dijo.
Y la verdad es que su opinión coincidía completamente con la mia.
A pesar de nuestros temores, nos decidimos a investigar sobre el asunto. Así, dimos con el que fue por aquel entonces presidente de la constructora encargada de levantar los edificios; hoy en día un anciano con un pie en el cementerio. Tras varias reticencias, nos explicó el por qué de aquellos sótanos secretos: en 1966, la recién inaugurada central nuclear de Zorita, en Guadalajara, había sufrido una grave fuga en uno de sus reactores, provocando una nube radiactiva que se extendió por los pueblos de los alrededores.
El régimen fresquista no podía permitir que la opinión pública tuviese noticia de un fallo en su primera instalación nuclear, por lo que contactó con las parejas jóvenes del lugar, ofreciéndoles trasladarse a Madrid, a los edificios en los que mi amigo y yo vivíamos, pues a pocos metros se encontraba un hospital que podría seguir la evolución de dichas parejas y los hijos que pudiesen tener en el futuro. Para disimular aún más la situación, vendieron algunas de las viviendas a gente corriente que no tenía nada que ver con el incidente (como mis padres, o los padres de mi amigo, por ejemplo).
Sin embargo, la intención del régimen era muy distinta: conocedores de las secuelas que la nube radiactiva tendría en esta gente, vigilaron cada nuevo embarazo que se produjo entre ellos, supervisando su evolución y haciendo “desaparecer” a todos aquellos recién nacidos que sufriesen graves malformaciones.
Aprovechaban la tranquilidad de la noche, para, haciéndose pasar por encargados de mudanzas, llevar a los bebés a su nuevo “hogar”. Aquellos sótanos, por otra parte, eran el lugar perfecto para realizar investigaciones sobre los niños, pues nadie sabía de su existencia.
El propio mecanismo de los ascensores se había mantenido en secreto, recayendo la tarea de llevar a cabo revisiones y reparaciones entre técnicos elegidos por el propio régimen; y una trampilla que sólo se abría cuando el ascensor sobrepasaba el garaje, ocultaba el segundo sótano a quien hubiese podido asomarse al hueco.
Sin embargo, tras la muerte del dictador Francisco Franco, se canceló aquel proyecto.
Tratando de arrojar tierra sobre el asunto, los sujetos en experimentación fueron sacrificados, y toda documentación relativa al proyecto fue destruida. Casi todos los cabos quedaron atados.
-¿Cómo que casi todos los cabos? Preguntamos mi amigo y yo a aquel hombre.
-Sí -dijo él-. Resulta que, una vez, aprovechando el revuelo de los últimos días, mientras todo el mundo corría arriba y abajo tratando de hacer desaparecer pruebas y evidencias, uno de los niños desapareció sin dejar rastro, y nadie más volvió a saber de él.
Mi amigo y yo nos miramos, aterrados. Nos despedimos del viejo y volvimos a nuestras casas.
Y desde entonces, no he vuelto a subirme a un ascensor. Y, por si a alguien le interesa, vendo mi casa. Es un quinto piso, muy luminoso. Y, además, tiene ascensor y garaje.
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2023.10.19 04:13 Estacion-33 Nunca tomen el piso secreto del ascensor
Buenas noches tenemos otra historia espeluznante para ustedes esta noche, es una historia original en español y ambientada en madrid, cambiamos unas palabras para hacerla mas entendible a el publico latino
Les dejo el video aqui:
https://youtu.be/P8R_doHR3LU Y el Texto aqui
Todo ocurrió una cálida noche de verano, de ésas en las que, aunque la temperatura es agradable e invita a dar un largo paseo bajo la luz de las lamparas, da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para encerrarse en casa.
Eran, más o menos, las dos de la madrugada. Había pasado varias horas vagueando ante la computadora, así que decidí que era momento de estirar los músculos haciendo algo de ejercicio, bajando a la calle para tirar la basura y fumar un cigarro, por ejemplo.
Me puse unos tenis deportivos , me dirigí a la cocina, saqué la bolsa del bote de basuray le hice un par de nudos. Tras asegurarme de que no olvidaba llaves, encendedor ni tabaco, cerré la puerta del piso y me dirigí a las escaleras abajo. Habría podido elegir tomar el ascensor, pero, teniendo en cuenta que a esos cacharros les suele dar por pararse de golpe, habría sido un error quedarme encerrado dentro con la única compañía de una maloliente bolsa de basura.
Recorrí los pocos metros que separaban mi portal de los contenedores, disfrutando del ambiente de soledad que reinaba en mi calle, unido a la tenue iluminación y la invisible caricia procedente del asfalto caliente bajo mis pies. Tras meter la bolsa en uno de los botes, volví a mi portal y, antes de entrar, encendí un cigarrillo, disfrutando de cada calada, mientras oía en la distancia el sonido de ambulancias y coches acelerando: la banda sonora que suena de fondo cada noche en la gran ciudad que es Madrid.
Mientras daba buena cuenta de mi cigarro, eché un ojo al gran edificio de viviendas que esperaba mi regreso: Un bloque levantado a finales de los años sesenta, con paredes de ladrillo rojizo, seis alturas y una planta de garaje bajo sus cimientos, similar a los cientos de edificios que, en aquella época, el Ministerio de Vivienda construyó en toda España.
Junto al portal, aún se conservaba la placa que daba fe de ello.
Mis padres fueron los primeros dueños de la casa. Tras el paso de los años, su afán ahorrador les permitió hacerse con una cabaña en las afueras, por lo que yo, siendo hijo único, tuve la suerte de pasar a ser el dueño (y único habitante), de la vivienda.
Cuando acabé el cigarrillo, tiré la colilla al suelo y entré en el portal.
Por un momento, pensé en subir andando hasta el quinto piso, donde vivo, pero la flojera pudo más, así que llamé al ascensor. Cuando éste llegó a la planta baja, entré en el.
Una de las curiosidades que tenía aquel edificio era dicho ascensor. No todos los bloques de viviendas de la época contaban con uno, y se consideraba una mezcla de lujo y suerte el poder llegar a casa en uno de estos cuando se levantó el edificio. Esto hacía que la estructura fuese algo vieja: sus paredes, sus espejos y su cuadro de botones tenían más de cincuenta años. Lo que más me llamaba la atención de este último detalle era el correspondiente al garaje. Había un botón para cada piso, excepto para el sótano, en cuyo lugar había una cerradura. Todos los vecinos teníamos copia de la llave.
El motivo era, según los constructores, evitar que el cálido garaje se llenase de mendigos por las noches.
Miré aquella cerradura con curiosidad. Aquella vieja cerradura. Entonces, una idea se me pasó por la cabeza. En lugar de pulsar el botón del quinto piso, eché mano al manojo de llaves que había en mi bolsillo e introduje la llave correspondiente. Para acceder al sótano, había que girar la llave hacia la izquierda, pero, ¿qué ocurriría si la giraba hacia la derecha?
Hice la prueba. Nada. La cerradura hacía tope, como era de esperar. Estupido, volví a intentarlo, girando con más fuerza. Con mucha más fuerza.
En ese momento, de forma inesperada, la cerradura cedió, poniendo el ascensor en marcha. Sorprendido ante aquello, fijé los ojos en el indicador luminoso. Mientras el ascensor descendía, aquél paso de mostrar un 0 a mostrar un -1.
Pero, llegado a este piso, el ascensor no se detuvo.
Durante casi un minuto, el trasto continuó bajando, traqueteando y rugiendo como de costumbre. El indicador luminoso mostraba dos guiones intermitentes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y su puerta se abrió.
Ante mis ojos se extendía un largo y estrecho pasillo, apenas más ancho que el propio ascensor. La iluminación procedente del interior de éste no bastaba para iluminar aquel pasillo, que era engullido por una tenebrosa oscuridad, y no se apreciaban escaleras que llegasen allí desde un piso superior.
-¿Hola? Mi voz retumbó por las paredes y desapareció en el oscuro espacio.
A pesar de que la situación me imponía algo de respeto, la curiosidad ante el nuevo sótano recién descubierto pudo más. Decidido a investigar aquel lugar, encendí mi encendedor y abandoné la protectora luz del ascensor.
Me giré por un momento, y vi que, en aquella planta, no había botón para llamar al ascensor, sino una cerradura. confundido, continué avanzando hacia la oscuridad.
El ambiente era denso y húmedo, acompañado de una ligera fetidez. A unos veinte metros, el pasillo torcía hacia la derecha, desembocando en una galería a la que daban varias puertas, como en las cárceles que salen en las películas.
Algunas puertas estaban cerradas y otras abiertas, y el suelo estaba lleno de polvo, cristales rotos y otros objetos.
La mugre que invadía el lugar me disuadió de palpar la pared en busca de interruptores de luz, por lo que confié en la pequeña llama que portaba en mi mano. Al internarme en la galería, me agaché y acerqué mi encendedor al suelo para examinar con más detalle qué eran aquellos pequeños bultos que pisaba irremediablemente a cada paso. Descubrí jeringuillas, trozos de probetas, piezas de rompecabezas infantiles, muñecas… Aquello resultaba de lo más tétrico. Me incorporé nuevamente, disponiéndome a analizar las pequeñas dependencias que rodeaban la galería.
Uno de los detalles que percibí fue la falta de ventilación o iluminación exterior. Aunque era noche cerrada, no había rastro de salidas al exterior por las que se colase la luz de las lamparas, ni ninguna corriente de aire que hiciese vibrar a la llama de mi encendedor. Aquel era un lugar completamente cerrado, y a saber a cuántos metros bajo tierra me encontraba en aquel momento.
Recorrí varias de las salitas, y vi que todas tenían elementos en común: pequeños, anticuados y oxidados camastros, mesitas y sillas. Y material médico. El lugar estaba infestado de gasas, correas, pastillas desperdigadas por el suelo… Aquello parecía un hospital en miniatura. Un hospital antiguo y fantasmagórico, detenido en una época pasada, en el que la acumulación de polvo es el único indicador del paso del tiempo.
Aún me arrepiento de entrar en una de aquellas dependencias. La luz del encendedor mostraba, sobre el mugriento colchón, un bulto del tamaño de un ser humano, envuelto en ropa de hospital. Me acerqué sigilosamente, temiendo lo peor, y arrimé el encendedor al gran objeto.
El aumento de luz mostró una escena horripilante: rodeado de heces y manchas de orina, se mostraba ante mí un cadáver humano en posición fetal que me daba la espalda. El hedor era insoportable. Resisti el vomito mientras permanecía en cuclillas, ante aquella infernal escena.
De repente, el terror invadió mi cuerpo. Aquel cuerpo se giró de forma brusca y, lo que en principio había clasificado como “humano”, mostró ser algo diferente, indefinido e indescriptible.
El cuerpo de aquel ser estaba cubierto de llagas y heridas; en lugar manos y pies, sus extremidades se encontraban rematadas por extrañas deformidades y bultos recorrían su torso, dándole un aspecto monstruoso.
Pero lo peor era su rostro: sus ojos, grandes e inyectados en sangre, estaban protegidos por unos párpados abultados y sin pestañas. En lugar de pelo, su cabeza poseía infinidad de cicatrices y grapas que partían desde sus pobladas cejas y sienes y se perdían hacia su nuca. Sus orejas, irregulares y enormes, no mostraban pliegue alguno, dotando al ser de un aspecto simiesco. Tampoco poseía nariz, y de sus orificios nasales surgían dos hilos de sangre reseca. Rematando aquel cuadro tan desagradable, se encontraba su “boca”: un orificio de comisuras agrietadas, sin labios, de cuyo interior carente de dientes y lengua, provenía el peor olor a podrido que he percibido en mi vida.
Sus ojos se fijaron en los míos, y de su garganta surgió un bramido gutural, ronco y a la vez potente.
Grité. Grité con todas mis fuerzas y mi voz se entremezcló con la del monstruo. Teniendo en cuenta la postura en la que me encontraba, caí de espaldas sobre el mugriento suelo, y el encendedor se escapó de mi mano, dejando el lugar en la más absoluta oscuridad.
Mientras palpaba el suelo en busca del encendedor , oí cómo crujían los resortes del colchón y, antes de que pudiese reaccionar, aquel despojo se me echó encima, lanzando una vez más su aterrador alarido. Sentí su aliento contra mi rostro, mientras su apestosa saliva caía sobre mi frente, y un escalofrío me recorría de arriba abajo. Olvide el querer obtener mi encendedor y pataleé con todas mis fuerzas, tratando de zafarme del horripilante ser.
Me arrastré unos metros hacia atrás, me levanté y salí de la estancia, a oscuras, tratando de recordar la forma del piso, temiendo tropezar o golpearme con alguna de las paredes. Mientras huía en dirección al ascensor, pude oír cómo aquello se arrastraba entre los cristales rotos del suelo, siguiendo mis pasos.
Llegué al pasillo y sentí que volvía a la vida cuando me invadió la luz encendida del ascensor abierto. Entré, pulsé el botón del quinto piso y, lleno de impaciencia y pavor, esperé a que la puerta se cerrase y el ascensor se pusiese en marcha.
Sin embargo, el aparato no obedecía mis órdenes. Aunque el botón del quinto piso estaba encendido, la puerta no se cerraba. Y el crujir de cristales se oía cada vez más cerca. Me di media vuelta. Ante mí, el pasillo se extendía una vez más, engullendo la luz del ascensor. Sin embargo, ahora no sentía curiosidad ante aquella escena. Sentía verdadero horror. Quería huir de allí. Y el ascensor no se movía. De repente, se hizo el silencio.
Estaba tan aterrorizado que todos mis músculos se paralizaron. En ese momento, el ser surgió del pasillo oscuro, arrastrándose con una velocidad insólita. Venía hacia mí, mientras gruñía, jadeaba y chillaba como ninguna criatura conocida. Apreté repetidamente el botón del quinto piso, con pulso tembloroso, mientras el miedo me hacía llorar y la criatura se aproximaba rápidamente. Cuando estaba a punto de entrar en el ascensor, le tire una patada, lo que le hizo retroceder atemorizado, sin que apartase la vista de mis ojos en ningún momento.
En ese instante, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir.
Fijé la vista en el indicador luminoso: los dos guiones parpadeantes dieron paso a un -1, luego a un 0, un 1, y asi sucesivamente. Algo más calmado, me miré en el espejo y fui consciente de mi aspecto. Mi rostro estaba cubierto de una mezcla de baba y mucosa sangrienta, mezclada con mis propias lágrimas. Cuando quise pasar costado de la mano por mi frente, descubrí que mis ensangrentadas palmas estaban llenas de cristales rotos, y comencé a sentir su dolor; minutos antes, en aquel segundo sótano, el miedo no me había permitido ser consciente de cómo se habían clavado en mi piel.
Llegué a casa y entré corriendo al baño. Los recientes recuerdos de todo lo que había ocurrido allí abajo se agolparon en mi mente, y no pude evitar arrodillarme ante el escusado y vomitar la cena. Me di un baño más largo de lo habitual, aún invadido por el asco, curé las heridas de mis manos, y esperé a que llegase el día, incapaz de dormir.
A la mañana siguiente, cuando la luz del día se llevó todos mis miedos, llamé a un amigo que vivía en uno de los edificios cercanos.
Dicho edificio era similar al mío: construido en la misma época, con la misma planta, y con un ascensor exactamente similar. Tras contarle la historia y soportar sus burlas, me aseguró que haría la prueba en su ascensor, y que me llamaría para contarme qué había ocurrido en su caso.
Esperé su llamada ansiosoy, a los pocos minutos, sonó el teléfono. Era él, y su voz sonaba entrecortada y temblorosa. Bajo su casa también había un segundo sótano, húmedo y maloliente. Sin embargo, él no se había atrevido a adentrarse, y no tenía intención de hacerlo.
“No pienso volver a tomar ese ascensor en mi puta vida.” Eso fue lo que me dijo.
Y la verdad es que su opinión coincidía completamente con la mia.
A pesar de nuestros temores, nos decidimos a investigar sobre el asunto. Así, dimos con el que fue por aquel entonces presidente de la constructora encargada de levantar los edificios; hoy en día un anciano con un pie en el cementerio. Tras varias reticencias, nos explicó el por qué de aquellos sótanos secretos: en 1966, la recién inaugurada central nuclear de Zorita, en Guadalajara, había sufrido una grave fuga en uno de sus reactores, provocando una nube radiactiva que se extendió por los pueblos de los alrededores.
El régimen fresquista no podía permitir que la opinión pública tuviese noticia de un fallo en su primera instalación nuclear, por lo que contactó con las parejas jóvenes del lugar, ofreciéndoles trasladarse a Madrid, a los edificios en los que mi amigo y yo vivíamos, pues a pocos metros se encontraba un hospital que podría seguir la evolución de dichas parejas y los hijos que pudiesen tener en el futuro. Para disimular aún más la situación, vendieron algunas de las viviendas a gente corriente que no tenía nada que ver con el incidente (como mis padres, o los padres de mi amigo, por ejemplo).
Sin embargo, la intención del régimen era muy distinta: conocedores de las secuelas que la nube radiactiva tendría en esta gente, vigilaron cada nuevo embarazo que se produjo entre ellos, supervisando su evolución y haciendo “desaparecer” a todos aquellos recién nacidos que sufriesen graves malformaciones.
Aprovechaban la tranquilidad de la noche, para, haciéndose pasar por encargados de mudanzas, llevar a los bebés a su nuevo “hogar”. Aquellos sótanos, por otra parte, eran el lugar perfecto para realizar investigaciones sobre los niños, pues nadie sabía de su existencia.
El propio mecanismo de los ascensores se había mantenido en secreto, recayendo la tarea de llevar a cabo revisiones y reparaciones entre técnicos elegidos por el propio régimen; y una trampilla que sólo se abría cuando el ascensor sobrepasaba el garaje, ocultaba el segundo sótano a quien hubiese podido asomarse al hueco.
Sin embargo, tras la muerte del dictador Francisco Franco, se canceló aquel proyecto.
Tratando de arrojar tierra sobre el asunto, los sujetos en experimentación fueron sacrificados, y toda documentación relativa al proyecto fue destruida. Casi todos los cabos quedaron atados.
-¿Cómo que casi todos los cabos? Preguntamos mi amigo y yo a aquel hombre.
-Sí -dijo él-. Resulta que, una vez, aprovechando el revuelo de los últimos días, mientras todo el mundo corría arriba y abajo tratando de hacer desaparecer pruebas y evidencias, uno de los niños desapareció sin dejar rastro, y nadie más volvió a saber de él.
Mi amigo y yo nos miramos, aterrados. Nos despedimos del viejo y volvimos a nuestras casas.
Y desde entonces, no he vuelto a subirme a un ascensor. Y, por si a alguien le interesa, vendo mi casa. Es un quinto piso, muy luminoso. Y, además, tiene ascensor y garaje.
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2023.10.19 04:13 Estacion-33 Nunca tomen el piso secreto del ascensor
Buenas noches tenemos otra historia espeluznante para ustedes esta noche, es una historia original en español y ambientada en madrid, cambiamos unas palabras para hacerla mas entendible a el publico latino
Les dejo el video aqui:
https://youtu.be/P8R_doHR3LU Y el Texto aqui
Todo ocurrió una cálida noche de verano, de ésas en las que, aunque la temperatura es agradable e invita a dar un largo paseo bajo la luz de las lamparas, da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para encerrarse en casa.
Eran, más o menos, las dos de la madrugada. Había pasado varias horas vagueando ante la computadora, así que decidí que era momento de estirar los músculos haciendo algo de ejercicio, bajando a la calle para tirar la basura y fumar un cigarro, por ejemplo.
Me puse unos tenis deportivos , me dirigí a la cocina, saqué la bolsa del bote de basuray le hice un par de nudos. Tras asegurarme de que no olvidaba llaves, encendedor ni tabaco, cerré la puerta del piso y me dirigí a las escaleras abajo. Habría podido elegir tomar el ascensor, pero, teniendo en cuenta que a esos cacharros les suele dar por pararse de golpe, habría sido un error quedarme encerrado dentro con la única compañía de una maloliente bolsa de basura.
Recorrí los pocos metros que separaban mi portal de los contenedores, disfrutando del ambiente de soledad que reinaba en mi calle, unido a la tenue iluminación y la invisible caricia procedente del asfalto caliente bajo mis pies. Tras meter la bolsa en uno de los botes, volví a mi portal y, antes de entrar, encendí un cigarrillo, disfrutando de cada calada, mientras oía en la distancia el sonido de ambulancias y coches acelerando: la banda sonora que suena de fondo cada noche en la gran ciudad que es Madrid.
Mientras daba buena cuenta de mi cigarro, eché un ojo al gran edificio de viviendas que esperaba mi regreso: Un bloque levantado a finales de los años sesenta, con paredes de ladrillo rojizo, seis alturas y una planta de garaje bajo sus cimientos, similar a los cientos de edificios que, en aquella época, el Ministerio de Vivienda construyó en toda España.
Junto al portal, aún se conservaba la placa que daba fe de ello.
Mis padres fueron los primeros dueños de la casa. Tras el paso de los años, su afán ahorrador les permitió hacerse con una cabaña en las afueras, por lo que yo, siendo hijo único, tuve la suerte de pasar a ser el dueño (y único habitante), de la vivienda.
Cuando acabé el cigarrillo, tiré la colilla al suelo y entré en el portal.
Por un momento, pensé en subir andando hasta el quinto piso, donde vivo, pero la flojera pudo más, así que llamé al ascensor. Cuando éste llegó a la planta baja, entré en el.
Una de las curiosidades que tenía aquel edificio era dicho ascensor. No todos los bloques de viviendas de la época contaban con uno, y se consideraba una mezcla de lujo y suerte el poder llegar a casa en uno de estos cuando se levantó el edificio. Esto hacía que la estructura fuese algo vieja: sus paredes, sus espejos y su cuadro de botones tenían más de cincuenta años. Lo que más me llamaba la atención de este último detalle era el correspondiente al garaje. Había un botón para cada piso, excepto para el sótano, en cuyo lugar había una cerradura. Todos los vecinos teníamos copia de la llave.
El motivo era, según los constructores, evitar que el cálido garaje se llenase de mendigos por las noches.
Miré aquella cerradura con curiosidad. Aquella vieja cerradura. Entonces, una idea se me pasó por la cabeza. En lugar de pulsar el botón del quinto piso, eché mano al manojo de llaves que había en mi bolsillo e introduje la llave correspondiente. Para acceder al sótano, había que girar la llave hacia la izquierda, pero, ¿qué ocurriría si la giraba hacia la derecha?
Hice la prueba. Nada. La cerradura hacía tope, como era de esperar. Estupido, volví a intentarlo, girando con más fuerza. Con mucha más fuerza.
En ese momento, de forma inesperada, la cerradura cedió, poniendo el ascensor en marcha. Sorprendido ante aquello, fijé los ojos en el indicador luminoso. Mientras el ascensor descendía, aquél paso de mostrar un 0 a mostrar un -1.
Pero, llegado a este piso, el ascensor no se detuvo.
Durante casi un minuto, el trasto continuó bajando, traqueteando y rugiendo como de costumbre. El indicador luminoso mostraba dos guiones intermitentes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y su puerta se abrió.
Ante mis ojos se extendía un largo y estrecho pasillo, apenas más ancho que el propio ascensor. La iluminación procedente del interior de éste no bastaba para iluminar aquel pasillo, que era engullido por una tenebrosa oscuridad, y no se apreciaban escaleras que llegasen allí desde un piso superior.
-¿Hola? Mi voz retumbó por las paredes y desapareció en el oscuro espacio.
A pesar de que la situación me imponía algo de respeto, la curiosidad ante el nuevo sótano recién descubierto pudo más. Decidido a investigar aquel lugar, encendí mi encendedor y abandoné la protectora luz del ascensor.
Me giré por un momento, y vi que, en aquella planta, no había botón para llamar al ascensor, sino una cerradura. confundido, continué avanzando hacia la oscuridad.
El ambiente era denso y húmedo, acompañado de una ligera fetidez. A unos veinte metros, el pasillo torcía hacia la derecha, desembocando en una galería a la que daban varias puertas, como en las cárceles que salen en las películas.
Algunas puertas estaban cerradas y otras abiertas, y el suelo estaba lleno de polvo, cristales rotos y otros objetos.
La mugre que invadía el lugar me disuadió de palpar la pared en busca de interruptores de luz, por lo que confié en la pequeña llama que portaba en mi mano. Al internarme en la galería, me agaché y acerqué mi encendedor al suelo para examinar con más detalle qué eran aquellos pequeños bultos que pisaba irremediablemente a cada paso. Descubrí jeringuillas, trozos de probetas, piezas de rompecabezas infantiles, muñecas… Aquello resultaba de lo más tétrico. Me incorporé nuevamente, disponiéndome a analizar las pequeñas dependencias que rodeaban la galería.
Uno de los detalles que percibí fue la falta de ventilación o iluminación exterior. Aunque era noche cerrada, no había rastro de salidas al exterior por las que se colase la luz de las lamparas, ni ninguna corriente de aire que hiciese vibrar a la llama de mi encendedor. Aquel era un lugar completamente cerrado, y a saber a cuántos metros bajo tierra me encontraba en aquel momento.
Recorrí varias de las salitas, y vi que todas tenían elementos en común: pequeños, anticuados y oxidados camastros, mesitas y sillas. Y material médico. El lugar estaba infestado de gasas, correas, pastillas desperdigadas por el suelo… Aquello parecía un hospital en miniatura. Un hospital antiguo y fantasmagórico, detenido en una época pasada, en el que la acumulación de polvo es el único indicador del paso del tiempo.
Aún me arrepiento de entrar en una de aquellas dependencias. La luz del encendedor mostraba, sobre el mugriento colchón, un bulto del tamaño de un ser humano, envuelto en ropa de hospital. Me acerqué sigilosamente, temiendo lo peor, y arrimé el encendedor al gran objeto.
El aumento de luz mostró una escena horripilante: rodeado de heces y manchas de orina, se mostraba ante mí un cadáver humano en posición fetal que me daba la espalda. El hedor era insoportable. Resisti el vomito mientras permanecía en cuclillas, ante aquella infernal escena.
De repente, el terror invadió mi cuerpo. Aquel cuerpo se giró de forma brusca y, lo que en principio había clasificado como “humano”, mostró ser algo diferente, indefinido e indescriptible.
El cuerpo de aquel ser estaba cubierto de llagas y heridas; en lugar manos y pies, sus extremidades se encontraban rematadas por extrañas deformidades y bultos recorrían su torso, dándole un aspecto monstruoso.
Pero lo peor era su rostro: sus ojos, grandes e inyectados en sangre, estaban protegidos por unos párpados abultados y sin pestañas. En lugar de pelo, su cabeza poseía infinidad de cicatrices y grapas que partían desde sus pobladas cejas y sienes y se perdían hacia su nuca. Sus orejas, irregulares y enormes, no mostraban pliegue alguno, dotando al ser de un aspecto simiesco. Tampoco poseía nariz, y de sus orificios nasales surgían dos hilos de sangre reseca. Rematando aquel cuadro tan desagradable, se encontraba su “boca”: un orificio de comisuras agrietadas, sin labios, de cuyo interior carente de dientes y lengua, provenía el peor olor a podrido que he percibido en mi vida.
Sus ojos se fijaron en los míos, y de su garganta surgió un bramido gutural, ronco y a la vez potente.
Grité. Grité con todas mis fuerzas y mi voz se entremezcló con la del monstruo. Teniendo en cuenta la postura en la que me encontraba, caí de espaldas sobre el mugriento suelo, y el encendedor se escapó de mi mano, dejando el lugar en la más absoluta oscuridad.
Mientras palpaba el suelo en busca del encendedor , oí cómo crujían los resortes del colchón y, antes de que pudiese reaccionar, aquel despojo se me echó encima, lanzando una vez más su aterrador alarido. Sentí su aliento contra mi rostro, mientras su apestosa saliva caía sobre mi frente, y un escalofrío me recorría de arriba abajo. Olvide el querer obtener mi encendedor y pataleé con todas mis fuerzas, tratando de zafarme del horripilante ser.
Me arrastré unos metros hacia atrás, me levanté y salí de la estancia, a oscuras, tratando de recordar la forma del piso, temiendo tropezar o golpearme con alguna de las paredes. Mientras huía en dirección al ascensor, pude oír cómo aquello se arrastraba entre los cristales rotos del suelo, siguiendo mis pasos.
Llegué al pasillo y sentí que volvía a la vida cuando me invadió la luz encendida del ascensor abierto. Entré, pulsé el botón del quinto piso y, lleno de impaciencia y pavor, esperé a que la puerta se cerrase y el ascensor se pusiese en marcha.
Sin embargo, el aparato no obedecía mis órdenes. Aunque el botón del quinto piso estaba encendido, la puerta no se cerraba. Y el crujir de cristales se oía cada vez más cerca. Me di media vuelta. Ante mí, el pasillo se extendía una vez más, engullendo la luz del ascensor. Sin embargo, ahora no sentía curiosidad ante aquella escena. Sentía verdadero horror. Quería huir de allí. Y el ascensor no se movía. De repente, se hizo el silencio.
Estaba tan aterrorizado que todos mis músculos se paralizaron. En ese momento, el ser surgió del pasillo oscuro, arrastrándose con una velocidad insólita. Venía hacia mí, mientras gruñía, jadeaba y chillaba como ninguna criatura conocida. Apreté repetidamente el botón del quinto piso, con pulso tembloroso, mientras el miedo me hacía llorar y la criatura se aproximaba rápidamente. Cuando estaba a punto de entrar en el ascensor, le tire una patada, lo que le hizo retroceder atemorizado, sin que apartase la vista de mis ojos en ningún momento.
En ese instante, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir.
Fijé la vista en el indicador luminoso: los dos guiones parpadeantes dieron paso a un -1, luego a un 0, un 1, y asi sucesivamente. Algo más calmado, me miré en el espejo y fui consciente de mi aspecto. Mi rostro estaba cubierto de una mezcla de baba y mucosa sangrienta, mezclada con mis propias lágrimas. Cuando quise pasar costado de la mano por mi frente, descubrí que mis ensangrentadas palmas estaban llenas de cristales rotos, y comencé a sentir su dolor; minutos antes, en aquel segundo sótano, el miedo no me había permitido ser consciente de cómo se habían clavado en mi piel.
Llegué a casa y entré corriendo al baño. Los recientes recuerdos de todo lo que había ocurrido allí abajo se agolparon en mi mente, y no pude evitar arrodillarme ante el escusado y vomitar la cena. Me di un baño más largo de lo habitual, aún invadido por el asco, curé las heridas de mis manos, y esperé a que llegase el día, incapaz de dormir.
A la mañana siguiente, cuando la luz del día se llevó todos mis miedos, llamé a un amigo que vivía en uno de los edificios cercanos.
Dicho edificio era similar al mío: construido en la misma época, con la misma planta, y con un ascensor exactamente similar. Tras contarle la historia y soportar sus burlas, me aseguró que haría la prueba en su ascensor, y que me llamaría para contarme qué había ocurrido en su caso.
Esperé su llamada ansiosoy, a los pocos minutos, sonó el teléfono. Era él, y su voz sonaba entrecortada y temblorosa. Bajo su casa también había un segundo sótano, húmedo y maloliente. Sin embargo, él no se había atrevido a adentrarse, y no tenía intención de hacerlo.
“No pienso volver a tomar ese ascensor en mi puta vida.” Eso fue lo que me dijo.
Y la verdad es que su opinión coincidía completamente con la mia.
A pesar de nuestros temores, nos decidimos a investigar sobre el asunto. Así, dimos con el que fue por aquel entonces presidente de la constructora encargada de levantar los edificios; hoy en día un anciano con un pie en el cementerio. Tras varias reticencias, nos explicó el por qué de aquellos sótanos secretos: en 1966, la recién inaugurada central nuclear de Zorita, en Guadalajara, había sufrido una grave fuga en uno de sus reactores, provocando una nube radiactiva que se extendió por los pueblos de los alrededores.
El régimen fresquista no podía permitir que la opinión pública tuviese noticia de un fallo en su primera instalación nuclear, por lo que contactó con las parejas jóvenes del lugar, ofreciéndoles trasladarse a Madrid, a los edificios en los que mi amigo y yo vivíamos, pues a pocos metros se encontraba un hospital que podría seguir la evolución de dichas parejas y los hijos que pudiesen tener en el futuro. Para disimular aún más la situación, vendieron algunas de las viviendas a gente corriente que no tenía nada que ver con el incidente (como mis padres, o los padres de mi amigo, por ejemplo).
Sin embargo, la intención del régimen era muy distinta: conocedores de las secuelas que la nube radiactiva tendría en esta gente, vigilaron cada nuevo embarazo que se produjo entre ellos, supervisando su evolución y haciendo “desaparecer” a todos aquellos recién nacidos que sufriesen graves malformaciones.
Aprovechaban la tranquilidad de la noche, para, haciéndose pasar por encargados de mudanzas, llevar a los bebés a su nuevo “hogar”. Aquellos sótanos, por otra parte, eran el lugar perfecto para realizar investigaciones sobre los niños, pues nadie sabía de su existencia.
El propio mecanismo de los ascensores se había mantenido en secreto, recayendo la tarea de llevar a cabo revisiones y reparaciones entre técnicos elegidos por el propio régimen; y una trampilla que sólo se abría cuando el ascensor sobrepasaba el garaje, ocultaba el segundo sótano a quien hubiese podido asomarse al hueco.
Sin embargo, tras la muerte del dictador Francisco Franco, se canceló aquel proyecto.
Tratando de arrojar tierra sobre el asunto, los sujetos en experimentación fueron sacrificados, y toda documentación relativa al proyecto fue destruida. Casi todos los cabos quedaron atados.
-¿Cómo que casi todos los cabos? Preguntamos mi amigo y yo a aquel hombre.
-Sí -dijo él-. Resulta que, una vez, aprovechando el revuelo de los últimos días, mientras todo el mundo corría arriba y abajo tratando de hacer desaparecer pruebas y evidencias, uno de los niños desapareció sin dejar rastro, y nadie más volvió a saber de él.
Mi amigo y yo nos miramos, aterrados. Nos despedimos del viejo y volvimos a nuestras casas.
Y desde entonces, no he vuelto a subirme a un ascensor. Y, por si a alguien le interesa, vendo mi casa. Es un quinto piso, muy luminoso. Y, además, tiene ascensor y garaje.
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2023.10.19 04:13 Estacion-33 Nunca tomen el piso secreto del ascensor
Buenas noches tenemos otra historia espeluznante para ustedes esta noche, es una historia original en español y ambientada en madrid, cambiamos unas palabras para hacerla mas entendible a el publico latino
Les dejo el video aqui:
https://youtu.be/P8R_doHR3LU Y el Texto aqui
Todo ocurrió una cálida noche de verano, de ésas en las que, aunque la temperatura es agradable e invita a dar un largo paseo bajo la luz de las lamparas, da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para encerrarse en casa.
Eran, más o menos, las dos de la madrugada. Había pasado varias horas vagueando ante la computadora, así que decidí que era momento de estirar los músculos haciendo algo de ejercicio, bajando a la calle para tirar la basura y fumar un cigarro, por ejemplo.
Me puse unos tenis deportivos , me dirigí a la cocina, saqué la bolsa del bote de basuray le hice un par de nudos. Tras asegurarme de que no olvidaba llaves, encendedor ni tabaco, cerré la puerta del piso y me dirigí a las escaleras abajo. Habría podido elegir tomar el ascensor, pero, teniendo en cuenta que a esos cacharros les suele dar por pararse de golpe, habría sido un error quedarme encerrado dentro con la única compañía de una maloliente bolsa de basura.
Recorrí los pocos metros que separaban mi portal de los contenedores, disfrutando del ambiente de soledad que reinaba en mi calle, unido a la tenue iluminación y la invisible caricia procedente del asfalto caliente bajo mis pies. Tras meter la bolsa en uno de los botes, volví a mi portal y, antes de entrar, encendí un cigarrillo, disfrutando de cada calada, mientras oía en la distancia el sonido de ambulancias y coches acelerando: la banda sonora que suena de fondo cada noche en la gran ciudad que es Madrid.
Mientras daba buena cuenta de mi cigarro, eché un ojo al gran edificio de viviendas que esperaba mi regreso: Un bloque levantado a finales de los años sesenta, con paredes de ladrillo rojizo, seis alturas y una planta de garaje bajo sus cimientos, similar a los cientos de edificios que, en aquella época, el Ministerio de Vivienda construyó en toda España.
Junto al portal, aún se conservaba la placa que daba fe de ello.
Mis padres fueron los primeros dueños de la casa. Tras el paso de los años, su afán ahorrador les permitió hacerse con una cabaña en las afueras, por lo que yo, siendo hijo único, tuve la suerte de pasar a ser el dueño (y único habitante), de la vivienda.
Cuando acabé el cigarrillo, tiré la colilla al suelo y entré en el portal.
Por un momento, pensé en subir andando hasta el quinto piso, donde vivo, pero la flojera pudo más, así que llamé al ascensor. Cuando éste llegó a la planta baja, entré en el.
Una de las curiosidades que tenía aquel edificio era dicho ascensor. No todos los bloques de viviendas de la época contaban con uno, y se consideraba una mezcla de lujo y suerte el poder llegar a casa en uno de estos cuando se levantó el edificio. Esto hacía que la estructura fuese algo vieja: sus paredes, sus espejos y su cuadro de botones tenían más de cincuenta años. Lo que más me llamaba la atención de este último detalle era el correspondiente al garaje. Había un botón para cada piso, excepto para el sótano, en cuyo lugar había una cerradura. Todos los vecinos teníamos copia de la llave.
El motivo era, según los constructores, evitar que el cálido garaje se llenase de mendigos por las noches.
Miré aquella cerradura con curiosidad. Aquella vieja cerradura. Entonces, una idea se me pasó por la cabeza. En lugar de pulsar el botón del quinto piso, eché mano al manojo de llaves que había en mi bolsillo e introduje la llave correspondiente. Para acceder al sótano, había que girar la llave hacia la izquierda, pero, ¿qué ocurriría si la giraba hacia la derecha?
Hice la prueba. Nada. La cerradura hacía tope, como era de esperar. Estupido, volví a intentarlo, girando con más fuerza. Con mucha más fuerza.
En ese momento, de forma inesperada, la cerradura cedió, poniendo el ascensor en marcha. Sorprendido ante aquello, fijé los ojos en el indicador luminoso. Mientras el ascensor descendía, aquél paso de mostrar un 0 a mostrar un -1.
Pero, llegado a este piso, el ascensor no se detuvo.
Durante casi un minuto, el trasto continuó bajando, traqueteando y rugiendo como de costumbre. El indicador luminoso mostraba dos guiones intermitentes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y su puerta se abrió.
Ante mis ojos se extendía un largo y estrecho pasillo, apenas más ancho que el propio ascensor. La iluminación procedente del interior de éste no bastaba para iluminar aquel pasillo, que era engullido por una tenebrosa oscuridad, y no se apreciaban escaleras que llegasen allí desde un piso superior.
-¿Hola? Mi voz retumbó por las paredes y desapareció en el oscuro espacio.
A pesar de que la situación me imponía algo de respeto, la curiosidad ante el nuevo sótano recién descubierto pudo más. Decidido a investigar aquel lugar, encendí mi encendedor y abandoné la protectora luz del ascensor.
Me giré por un momento, y vi que, en aquella planta, no había botón para llamar al ascensor, sino una cerradura. confundido, continué avanzando hacia la oscuridad.
El ambiente era denso y húmedo, acompañado de una ligera fetidez. A unos veinte metros, el pasillo torcía hacia la derecha, desembocando en una galería a la que daban varias puertas, como en las cárceles que salen en las películas.
Algunas puertas estaban cerradas y otras abiertas, y el suelo estaba lleno de polvo, cristales rotos y otros objetos.
La mugre que invadía el lugar me disuadió de palpar la pared en busca de interruptores de luz, por lo que confié en la pequeña llama que portaba en mi mano. Al internarme en la galería, me agaché y acerqué mi encendedor al suelo para examinar con más detalle qué eran aquellos pequeños bultos que pisaba irremediablemente a cada paso. Descubrí jeringuillas, trozos de probetas, piezas de rompecabezas infantiles, muñecas… Aquello resultaba de lo más tétrico. Me incorporé nuevamente, disponiéndome a analizar las pequeñas dependencias que rodeaban la galería.
Uno de los detalles que percibí fue la falta de ventilación o iluminación exterior. Aunque era noche cerrada, no había rastro de salidas al exterior por las que se colase la luz de las lamparas, ni ninguna corriente de aire que hiciese vibrar a la llama de mi encendedor. Aquel era un lugar completamente cerrado, y a saber a cuántos metros bajo tierra me encontraba en aquel momento.
Recorrí varias de las salitas, y vi que todas tenían elementos en común: pequeños, anticuados y oxidados camastros, mesitas y sillas. Y material médico. El lugar estaba infestado de gasas, correas, pastillas desperdigadas por el suelo… Aquello parecía un hospital en miniatura. Un hospital antiguo y fantasmagórico, detenido en una época pasada, en el que la acumulación de polvo es el único indicador del paso del tiempo.
Aún me arrepiento de entrar en una de aquellas dependencias. La luz del encendedor mostraba, sobre el mugriento colchón, un bulto del tamaño de un ser humano, envuelto en ropa de hospital. Me acerqué sigilosamente, temiendo lo peor, y arrimé el encendedor al gran objeto.
El aumento de luz mostró una escena horripilante: rodeado de heces y manchas de orina, se mostraba ante mí un cadáver humano en posición fetal que me daba la espalda. El hedor era insoportable. Resisti el vomito mientras permanecía en cuclillas, ante aquella infernal escena.
De repente, el terror invadió mi cuerpo. Aquel cuerpo se giró de forma brusca y, lo que en principio había clasificado como “humano”, mostró ser algo diferente, indefinido e indescriptible.
El cuerpo de aquel ser estaba cubierto de llagas y heridas; en lugar manos y pies, sus extremidades se encontraban rematadas por extrañas deformidades y bultos recorrían su torso, dándole un aspecto monstruoso.
Pero lo peor era su rostro: sus ojos, grandes e inyectados en sangre, estaban protegidos por unos párpados abultados y sin pestañas. En lugar de pelo, su cabeza poseía infinidad de cicatrices y grapas que partían desde sus pobladas cejas y sienes y se perdían hacia su nuca. Sus orejas, irregulares y enormes, no mostraban pliegue alguno, dotando al ser de un aspecto simiesco. Tampoco poseía nariz, y de sus orificios nasales surgían dos hilos de sangre reseca. Rematando aquel cuadro tan desagradable, se encontraba su “boca”: un orificio de comisuras agrietadas, sin labios, de cuyo interior carente de dientes y lengua, provenía el peor olor a podrido que he percibido en mi vida.
Sus ojos se fijaron en los míos, y de su garganta surgió un bramido gutural, ronco y a la vez potente.
Grité. Grité con todas mis fuerzas y mi voz se entremezcló con la del monstruo. Teniendo en cuenta la postura en la que me encontraba, caí de espaldas sobre el mugriento suelo, y el encendedor se escapó de mi mano, dejando el lugar en la más absoluta oscuridad.
Mientras palpaba el suelo en busca del encendedor , oí cómo crujían los resortes del colchón y, antes de que pudiese reaccionar, aquel despojo se me echó encima, lanzando una vez más su aterrador alarido. Sentí su aliento contra mi rostro, mientras su apestosa saliva caía sobre mi frente, y un escalofrío me recorría de arriba abajo. Olvide el querer obtener mi encendedor y pataleé con todas mis fuerzas, tratando de zafarme del horripilante ser.
Me arrastré unos metros hacia atrás, me levanté y salí de la estancia, a oscuras, tratando de recordar la forma del piso, temiendo tropezar o golpearme con alguna de las paredes. Mientras huía en dirección al ascensor, pude oír cómo aquello se arrastraba entre los cristales rotos del suelo, siguiendo mis pasos.
Llegué al pasillo y sentí que volvía a la vida cuando me invadió la luz encendida del ascensor abierto. Entré, pulsé el botón del quinto piso y, lleno de impaciencia y pavor, esperé a que la puerta se cerrase y el ascensor se pusiese en marcha.
Sin embargo, el aparato no obedecía mis órdenes. Aunque el botón del quinto piso estaba encendido, la puerta no se cerraba. Y el crujir de cristales se oía cada vez más cerca. Me di media vuelta. Ante mí, el pasillo se extendía una vez más, engullendo la luz del ascensor. Sin embargo, ahora no sentía curiosidad ante aquella escena. Sentía verdadero horror. Quería huir de allí. Y el ascensor no se movía. De repente, se hizo el silencio.
Estaba tan aterrorizado que todos mis músculos se paralizaron. En ese momento, el ser surgió del pasillo oscuro, arrastrándose con una velocidad insólita. Venía hacia mí, mientras gruñía, jadeaba y chillaba como ninguna criatura conocida. Apreté repetidamente el botón del quinto piso, con pulso tembloroso, mientras el miedo me hacía llorar y la criatura se aproximaba rápidamente. Cuando estaba a punto de entrar en el ascensor, le tire una patada, lo que le hizo retroceder atemorizado, sin que apartase la vista de mis ojos en ningún momento.
En ese instante, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir.
Fijé la vista en el indicador luminoso: los dos guiones parpadeantes dieron paso a un -1, luego a un 0, un 1, y asi sucesivamente. Algo más calmado, me miré en el espejo y fui consciente de mi aspecto. Mi rostro estaba cubierto de una mezcla de baba y mucosa sangrienta, mezclada con mis propias lágrimas. Cuando quise pasar costado de la mano por mi frente, descubrí que mis ensangrentadas palmas estaban llenas de cristales rotos, y comencé a sentir su dolor; minutos antes, en aquel segundo sótano, el miedo no me había permitido ser consciente de cómo se habían clavado en mi piel.
Llegué a casa y entré corriendo al baño. Los recientes recuerdos de todo lo que había ocurrido allí abajo se agolparon en mi mente, y no pude evitar arrodillarme ante el escusado y vomitar la cena. Me di un baño más largo de lo habitual, aún invadido por el asco, curé las heridas de mis manos, y esperé a que llegase el día, incapaz de dormir.
A la mañana siguiente, cuando la luz del día se llevó todos mis miedos, llamé a un amigo que vivía en uno de los edificios cercanos.
Dicho edificio era similar al mío: construido en la misma época, con la misma planta, y con un ascensor exactamente similar. Tras contarle la historia y soportar sus burlas, me aseguró que haría la prueba en su ascensor, y que me llamaría para contarme qué había ocurrido en su caso.
Esperé su llamada ansiosoy, a los pocos minutos, sonó el teléfono. Era él, y su voz sonaba entrecortada y temblorosa. Bajo su casa también había un segundo sótano, húmedo y maloliente. Sin embargo, él no se había atrevido a adentrarse, y no tenía intención de hacerlo.
“No pienso volver a tomar ese ascensor en mi puta vida.” Eso fue lo que me dijo.
Y la verdad es que su opinión coincidía completamente con la mia.
A pesar de nuestros temores, nos decidimos a investigar sobre el asunto. Así, dimos con el que fue por aquel entonces presidente de la constructora encargada de levantar los edificios; hoy en día un anciano con un pie en el cementerio. Tras varias reticencias, nos explicó el por qué de aquellos sótanos secretos: en 1966, la recién inaugurada central nuclear de Zorita, en Guadalajara, había sufrido una grave fuga en uno de sus reactores, provocando una nube radiactiva que se extendió por los pueblos de los alrededores.
El régimen fresquista no podía permitir que la opinión pública tuviese noticia de un fallo en su primera instalación nuclear, por lo que contactó con las parejas jóvenes del lugar, ofreciéndoles trasladarse a Madrid, a los edificios en los que mi amigo y yo vivíamos, pues a pocos metros se encontraba un hospital que podría seguir la evolución de dichas parejas y los hijos que pudiesen tener en el futuro. Para disimular aún más la situación, vendieron algunas de las viviendas a gente corriente que no tenía nada que ver con el incidente (como mis padres, o los padres de mi amigo, por ejemplo).
Sin embargo, la intención del régimen era muy distinta: conocedores de las secuelas que la nube radiactiva tendría en esta gente, vigilaron cada nuevo embarazo que se produjo entre ellos, supervisando su evolución y haciendo “desaparecer” a todos aquellos recién nacidos que sufriesen graves malformaciones.
Aprovechaban la tranquilidad de la noche, para, haciéndose pasar por encargados de mudanzas, llevar a los bebés a su nuevo “hogar”. Aquellos sótanos, por otra parte, eran el lugar perfecto para realizar investigaciones sobre los niños, pues nadie sabía de su existencia.
El propio mecanismo de los ascensores se había mantenido en secreto, recayendo la tarea de llevar a cabo revisiones y reparaciones entre técnicos elegidos por el propio régimen; y una trampilla que sólo se abría cuando el ascensor sobrepasaba el garaje, ocultaba el segundo sótano a quien hubiese podido asomarse al hueco.
Sin embargo, tras la muerte del dictador Francisco Franco, se canceló aquel proyecto.
Tratando de arrojar tierra sobre el asunto, los sujetos en experimentación fueron sacrificados, y toda documentación relativa al proyecto fue destruida. Casi todos los cabos quedaron atados.
-¿Cómo que casi todos los cabos? Preguntamos mi amigo y yo a aquel hombre.
-Sí -dijo él-. Resulta que, una vez, aprovechando el revuelo de los últimos días, mientras todo el mundo corría arriba y abajo tratando de hacer desaparecer pruebas y evidencias, uno de los niños desapareció sin dejar rastro, y nadie más volvió a saber de él.
Mi amigo y yo nos miramos, aterrados. Nos despedimos del viejo y volvimos a nuestras casas.
Y desde entonces, no he vuelto a subirme a un ascensor. Y, por si a alguien le interesa, vendo mi casa. Es un quinto piso, muy luminoso. Y, además, tiene ascensor y garaje.
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Estacion-33 to
CronicasSiniestras [link] [comments]
2023.10.14 06:37 Meranea Que pasa con la educacion de los muchachos en colombia?
Hoy estaba hablando con un chico recien llegado de medellin(estamos en nj,usa),me estaba preguntando unas dudas de como encontrar trabajo,le dije que si sabia hablar ingles seria una ventaja,me dijo que no,le pregunte que si sabia hacer algo,un arte,solo dijo:parce apenas pase el bachillerato,no me intereso demas alla estudiar ,y nunca me intereso aprender ingles, solo quiero hacer plata.
Le respeto de que quiere hacer plata,trabajar ,esta bien,pero que no le de ganas de estudiar ,al menos una tecnologia para valerse en un futuro,eso no.
Y ya son varios que me han tocado asi,recien llegados,y dicen que ya no vale la pena estudiar en colombia,ni siquiera teniendo la plata para pagar la universidad,ya todos quieren ser youtubers o tik tokers,que estudiar para que?ya todo es a punta de palanca...para desgracia,es algo muy arraigado todavia en la cultura colombiana lo de entrar con palanca,y lo de conseguir plata facil.
Ya nos toco hablarle a mi sobrina,porque este año sale del colegio,y dijo que si quiere estudiar,pero le llama mas volverse tik toker,varios la aconsejamos de que estudiara algo,porque de ahi dependia su futuro,que si algo,ella se forja su propio futuro,ella dijo que iba hacer lo que pensaba estaba bien para ella(ese papa caliente ya es de mi hermana).
Nose que le esta pasando a los padres o al sistema educativo que no le esta metiendo las ganas de estudiar a los chicos,es como mas importante hacer plata como de la nada,no quieren saber nada mas alla de su vida social,no les interesa leer,rumba facil,plata facil.
De verdad ya estos chicos o la sociedad colombiana se esta volviendo mas vacia con el tiempo?
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Meranea to
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2023.10.12 01:52 Enajerme Todos los candidatos son una mierda
Como bien dice el título, todos los candidatos (desde Schiaretti hasta Milei) son una garcha. Vamos a analizar los tres candidatos importantes: primero tenemos a Sergio Massa. ¿Hace falta realmente que dé una explicación de por qué no voto a este tipo ni que me pongas una 9mm en las pelotas?
Después tenemos a Patricia Bullrich. Cambiemita, ex-montonera, no sabe responder una puta pregunta mínimamente relacionada a la economía, y la verdad es que no me gusta la idea de tener al mismo gobierno que terminó de romper lo que había destrozado el kirchnerismo. Aparte de que no me agradan los ideales alfonsinistas y la tibieza del 70% de Juntos por el Cambio.
Finalmente tenemos a Javier Milei. Una persona que, debo confesar, defendía a capa y espada durante el año 2021, pero ahora siento que no tiene nada que ver con lo que era antes. Desde que está en el Congreso no fue a una puta sesión, no hizo mitad de lo que prometió, tiene un equipo compuesto de gente que dice que tenés que vivir de tus viejos y otro que dijo la pelotudez atómica de la GESTAPO, y que te quiere legalizar la venta de órganos. Aparte de que cambió radicalmente su discurso sobre la libre portación de armas y la salud pública durante el debate.
Como seguramente notaron, estoy mucho más caliente con Javier Milei que con los otros 2, ya que de esos no me espero nada ya que son lo mismo, pero Milei me decepcionó. Además me da cringe el absurdo fanatismo que hay hacia Milei en este grupo. Se olvidan de que lo mismo ocurrió con Alfonsín en 1983 y Néstor Kirchner en el 2003.
Conclusión: esto es solo una manera de descargarme por el país de mierda que tenemos y cómo los políticos son siempre la misma cagada. Es como que estamos en un bucle de mierda infinito. Gracias por leer.
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2023.09.29 09:09 zukunaxx Goon x gooner: varios chicos la rodean emily Wills se pone caliente al ver tantas vergas a su alrededor así que todos se preparan para darle lo mejor a la puta de emily.
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2023.09.29 02:01 ANY_509 Que hijo de la gran puta
Que hijo de la gran puta odio a ese tipo como mierda vas a tener sexo con un puto robot aparte no es real,hijo de veinte prostitutas entende que V de murder drones no es real y si existiera te mataría sos pelotudo o que,lo mismo para los fans de N y Mettaton Ex/Neo de undertale no existen y si existieran las van a matar robofilicos de mierda aparte Mettaton canonicamente es un robot hecho para matar humanos me vale pene si me dicen "pero es un bailarín unu" simp de mierda anda a leerte el origen y después me decís si Mettaton Ex acepta ser tu novie como me cagan los fans de mierda drones osea son robofilicos Robofortune es una robot de Skull mierda girls que está hecha para matar humanos malditos simps de Robofortune aparte es furra esa puta furra de mierda como odio a Robofortune porque quieren cogerse a una inteligencia artificial que le ven a las inteligencias artificiales por dios son increíbles ya se pero no son calientes malditos robofilicos de mierdaaaaa los odio arruinan a los robots de videojuegos con fanarts porno que puto ascooooo putooos mariconesss
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